La muerte del joven cantante Àlex Casademunt, a los 39 años estampado con el coche contra un bus nocturno en Mataró, ha golpeado a la opinión pública. En tiempo de pandemia, las muertes de los dos jóvenes Álex cogen a todo el mundo desprevenido: el cáncer de Álex Lequio y ahora el accidente del triunfito catalán. Un hábito de los fans es contar a los concursantes de la primera edición de OT y comprobar cuáles no fueron al tanatorio del Maresme a despedirse. Un ejercicio necrofílico que ha acabado con un concursante ausente explotando: el catalán Naïm Thomas.
Las razones de Naïm, también nacido en el Maresme hace 40 años, es de Premià de Mar, son diversas: estaba trabajando y la pandemia lo ha golpeado de manera especial: "Mi madre ha tenido un ictus, mi hermana ha fallecido, mi hermano se ha suicidado, estuve en estado catatónico durante semanas... No he podido ir a Barcelona. Tengo trabajo estos días y no he podido hacer un paréntesis". El público ignora la maldición del primer OT. La muerte demasiado cerca.
Fueron todos y todas, excepto Juan Camus que vive en Londres, y Naïm Thomas. Para los amantes de contar es más importante los que sí pudieron ir. Todos en representación de los espectadores del programa de TV más visto de los últimos 20 años. Casademunt se lo miraba. Desde arriba. Amunt.