Como tenista, Àlex Corretja fue un jugador excelente, regalándonos grandes jornadas deportivas en una época dorada del tenis previa a los Rafa Nadal o ahora, Carlitos Alcaraz. Ganador del Másters, exnúmero 2 del mundo, doble finalista en Roland Garros, ganador de la Copa Davis con España y muchos títulos más. Pero es que como comentarista no tiene rival. Es EL MEJOR comentarista deportivo que hay. Y punto. Los partidos de tenis toman una nueva dimensión si él los analiza y da su punto de vista como experto: didáctico, lleno de explicaciones precisas de quien ha jugado este deporte, lleno de sensibilidad y empatía hacia los jugadores que están abajo en la pista, simpático, extrovertido, ocurrente, espontáneo, no hace comentarios a la ligera, todo tiene un sentido, un por qué, una razón de ser de por qué dice lo que dice, trufándolo de unos conocimientos envidiables.
Pocas personas hay en el país con la capacidad comunicativa que tiene él, por conocimientos, por saber cuándo hablar, por saber cuándo callar, por decir lo que le salga del moño, por la sonrisa y por la bondad que tiene Àlex Corretja. Desde hace ya un tiempo, Àlex se pasa el día arriba y abajo, por una cadena o por la otra, en las cabinas de las pistas de los torneos más importantes del mundo, donde lo conoce todo el mundo y donde es venerado y respetado por los colegas de profesión, los que jugaban en su época, y los de ahora, los de la nueva hornada a los cuales entrevista a pie de pista cuando ha acabado el partido. El público y los espectadores también lo adoran. Es lo que tiene hacer muy bien tu trabajo. Es lo que tiene dejar muy claro que te apasiona aquello que haces, que más que un trabajo es una pasión. Como decíamos, Àlex va por todas partes comentando partidos y entrando en directo para diferentes cadenas... Pero eso tiene una parte amarga.
Porque si hay una cosa que a Àlex le gusta más que comentar partidos de tenis es su familia. Enamorado hasta el tuétano de su pareja, la modelo y presentadora Martina Klein, y de las hijas que tiene, Aroa y Carla de una pareja anterior, y Èrika, con Klein, las mujeres de su vida lo son todo para él, su razón de ser. Ellas cuatro y el resto de su familia y amigos íntimos, con los que ha crecido. Por eso nos ha emocionado ver una entrevista para Relevo donde el extenista y ahora comentarista se ha abierto en canal como nunca hasta ahora, ha mostrado sus sentimientos y ha sido muy sincero a la hora de decir que cada vez que tiene que hacer las maletas y marcharse una, dos, tres semanas, o más, a veces meses, es como si le quitaran una costilla.
Correa, sin pelos en la lengua, asume que "yo, es que casi lloro cuando me voy de mi casa. Y cuando me hago la maleta para irme dos semanas fuera de mi casa, es que se me caen casi las lágrimas. Casi me pondría a llorar ahora de pensarlo porque se me hace muy complejo". ¿El qué?: "Me cuesta estar lejos de mis hijas, lejos de mi pareja, lejos de mis padres, de mis sobrinos, de mis hermanos, de mis amigos directos del día a día, de las rutinas, de mis rutinas en casa. Cuando estoy en casa dos o tres veces, cuando me he de volver a ir a un torneo, lo paso muy mal, el primer día, el segundo, 16 días en una habitación de hotel... No me compensa estar fuera de casa mucho tiempo".
Le entendemos perfectamente. Por eso le agradecemos todavía más el trabajo que hace y cuando comenta los partidos de la manera como lo hace, sabiendo que está lejos de su gente querida durante muchos días. Àlex Corretja, eres muy grande.