La instrucción del caso Rubiales ha provocado una escena muy potente en los juzgados de Barcelona y Madrid. Tres jugadoras de la selección española campeona del mundo en Australia y Nueva Zelanda, las azulgranas Alexia Putellas e Irene Paredes, además la portera madridista Misa, han tenido que declarar ante un juez de la Audiencia Nacional para ratificar las coacciones a Jenni Hermoso por parte del expresidente de la Federación. Luis Rubiales ofreció una primera versión, hablando del famoso beso como consentido y negando ningún tipo de presión posterior para desmentirlo; días más tarde, sin embargo, se sacaba de la manga la no menos famosa y surrealista teoría que ponía el foco sobre Hermoso, acusándola de ser ella la promotora y ejecutora del beso. Un lío que ha acabado con la carrera de Rubiales, del exseleccionador Jorge Vilda y de técnicos y colaboradores de la Federación, y que ahora tiene que ser juzgado por un magistrado.

Ver a deportistas de élite, triunfadoras y referentes por una conducta siempre modélica y ejemplar haciendo el 'paseíllo' por instancias judiciales es chocante. Perturba. Ni siquiera que tengan que ir de testigos, como es el caso. Desgraciadamente, es lo que hay. El problema social que subyace es lo bastante grave y urgente como para exigir este tipo de situaciones extrañas. Y ninguna de las tres jugadoras han rehuido de su responsabilidad. La entrada en dependencias judiciales a Barcelona, con las culés rodeadas de un fuerte dispositivo de seguridad y de un montón de periodistas, indica que hay cosas que están cambiando. Una imagen histórica.

Alexia Putellas e Irene Paredes / EFE

Tan histórica como la aparición de una Alexia radiante, convencida, insobornable. Ha llegado a la Ciutat de la Justicia para declarar por videoconferencia, y lo hacía con un look que no ha dejado indiferente. De blanco impoluto, a la vez que contundente, destilaba dignidad, luz, verdad. Lista para fulminar una era plagada de personas de mentalidad cavernaria, de desprecio sistemático, de oscuridad. Pero más allá del conjunto escogido para la ocasión, hay otro gesto todavía más demoledor. Su cara. Esta fotografía es un himno a la causa encabezada por las futbolistas, y seguro que más de uno la volverá a mirar y sentirá que le tiemblan las piernas. Por ejemplo, Alfonso Pérez, ex del Madrid y Barça, autor de unas declaraciones vomitivas este mismo fin de semana. Luis, Vilda, Alfonsito, que viene el coco. Y os comerá.

Alexia i Irene / EFE
Alexia Putellas / EFE

Las imágenes de las futbolistas han generado una multitud de reacciones positivas hacia las jugadoras. Nos centramos en Alexia porque es una reina, por su impacto y resonancia. Tiene la gente a sus pies... y a su espalda, empujando hacia un futuro mejor. Gracias.