Si alguien pensaba que el conflicto entre la Federación y las jugadoras había llegado al clímax, que espere sentado. La nueva junta directiva encabezada por Rafael Rocha y el equipo técnico liderado por Montse Tomé han hecho saltar todo por los aires. Tras la dimisión de Luis Rubiales y el cese de Jorge Vilda, las campeonas del mundo se plantaron. No era suficiente, querían más cambios para volver a las listas. ¿La respuesta? Una nueva rueda de prensa esperpéntica ofreciendo la convocatoria para los próximos dos partidos. La exculé Tomé citaba a la mayoría de las ganadoras del mundial, también a las díscolas Mapi León y Patri Guijarro. Dejaba fuera a Jennifer Hermoso, víctima del machismo de la Federación, presuntamente para alejarla del alboroto mediático. Decía que estaban a su lado al 100%. Mentira. Ni siquiera han hablado con ella. Tampoco con el resto de seleccionadas, excepto con Athenea del Castillo, el garbanzo negro de la olla. Las amenazaron: si no se presentaban podrían perder la licencia para jugar al fútbol. Para ejercer su profesión. Rehenes. Punto.
Las jugadoras se subían por las paredes después de oír a la nueva entrenadora, tantas falsedades concentradas eran demasiado fuertes para ser verdad. Pero con el paso de las horas, la realidad era una y única: o acudían a la llamada o perdían el trabajo. Y así ha estado, las deportistas se han presentado a la cita. De mala gana y en medio de un caos absoluto, pero han tenido que ceder al chantaje, la coacción y la violencia federativa. Ahora bien, aquí no se ha acabado nada. La guerra, de hecho, acaba de comenzar. Y lo que se ha visto durante esta tarde es una prueba inequívoca.
Por la mañana eran jugadoras como Misa u Olga Carmona, del Real Madrid, las que llegaban a la concentración con una cara de mal rollo incontestable. De hecho, Misa respondía tajantemente a la pregunta de si estaban contentas con la convocatoria. No, ni de broma. Esta tarde han sido las cracs azulgranas las que han salido hacia Valencia. Un grupo numeroso pero disgregado: unas en avión, otras supuestamente en tren. Por ejemplo Mapi León, Aitana Bonmatí i Patri Guijarro, a las que no se ha visto. En cambio, a Irene Paredes, Ona Batlle, Mariona, Cata Coll y Alexia Putellas sí que las han captado las cámaras. La escena, de funeral. Pero uno con mucha mala leche. Normal. Solo faltaría.
La mirada más matadora ha sido la del Alexia en el aeropuerto del Prat. No iba contra los periodistas, evidentemente, los destinatarios eran otros y otras. Y lo saben. La cara de la de Mollet del Vallès paga, también sus respuestas. Cortas, directas e implacables: "Pero si está todo bien, ¿no?", musitava. Más tarde dejaba claro que no han hablado con la seleccionadora, y que se sienten "mal, ¿cómo vamos a estar?". Todo eso antes de desaparecer por la puerta de embarque y dirigirse hacia Valencia. Una ciudad donde arderán las Fallas, pero ahora en septiembre.