La noche del sábado al domingo 9 de mayo, a partir de las doce, se terminó el toque de queda y el estado de alarma después de un año y dos meses. Una situación marcada por la pandemia del coronavirus. Desde entonces, las calles se han llenado de gente, especialmente por la noche, con encuentros multitudinarios de jóvenes que dan rienda suelta a sus ganas de beber agua con misterio. Una actitud que preocupa, y mucho. Pues el levantamiento de las restricciones no implica el fin del coronavirus. Un episodio que ha llevado a una colaboradora del programa de Alfonso Arús a denunciar lo que desde hace días sufre en la zona en la que vive. Un mensaje de cinco líneas, claro, contundente y directo, dirigido al Ayuntamiento de Sabadell, ciudad donde reside. Lo desgranamos, a continuación.
"Solo espero que el fin del estado de alarma no signifique el fin del descanso de los vecinos". Así empieza el mensaje que Alba Gutiérrez, colaboradora del espacio matinal de La Sexta, y también encargada de llevar las redes sociales, ha publicado en su perfil de Twitter durante la mañana del lunes 10 de mayo, cuando pasaba un minuto de las siete. "Llevamos dos noches sin toque de queda, aguantando las fiestas en la calle con música y gritos hasta las tantas", reconoce, molesta, la televisiva. Cada día, de lunes a viernes, Gutiérrez se levanta muy temprano para ir a la televisión. El programa de Arús empieza a las 7.30 de la mañana y se alarga hasta las 11. Trabajar, sin haber descansado bien, es complicado. Alba lo sabe y lo denuncia. Su mensaje completo, a continuación:
"La gente de los barrios no tenemos que hacer de policías en las ventanas", lamenta la colaboradora de Aruser@s. Una queja, muy aplaudida, con la que pide al Ayuntamiento de Sabadell que aborde la situación de manera inmediata. ¿Cómo? Poniendo más patrullas de vigilancia para evitar que dichos episodios se produzcan en las calles. Casi 80.000 personas han perdido la vida desde que se produjo en España el primer caso de coronavirus. Solamente en Catalunya han muerto más de 14.000 personas. Dos cifras que muchos parecen haber olvidado.