Amaia Montero la ha liado. El exvocalista de La oreja de Van Gogh está promocionando su cuarto disco en solitario Nacidos para creer, un nuevo proyecto que lo ha colocado en el centro de la diana mediática. Ahora bien, no porque sea un exitazo de ventas, sino por el show que ha montado en su último concierto. Su actuación en unos jardines de Cantabria han hecho que todo el mundo se vuelque a criticarla, haciéndose virales unos vídeos en los que parecía que estuviera cantando borracha.

Los medios se llenaron de una crítica tras otra, poniéndola verde y en evidencia. ¿Y qué hizo ella ante tantos comentarios crueles? Defenderse contundentemente. La cantante acudió a TV3, entrevistándola en Tot es mou para hacer promoción de su disco. La cadena tenía todo un caramelito en las manos, pudiendo ser la primera al pedir su reacción ante la polémica. Y vaya si aprovechó el espacio.

Montero se mostró muy enfadada, indignada al ver los insultos y las barbaridades que se habían llegado a decir de ella. Desde un principio quiso dejar claro que no estaba borracha, negándolo una vez y otra y justificándose: "Hubo un problema de audio. Llegó un momento en el que tuve que parar para volver a empezar. Teniendo en cuenta los problemas de sonido que tuve, era para haberme ido del escenario. Era tremendamente complicado. Llevaba un pinganillo que se me daba muchos problemas, no escuchaba el ritmo ni la batería. Lo expliqué porque son cosas que pasan en un directo, mala suerte".

Ahora bien, lo que no quiere consentir bajo ninguna circunstancia es permitir que le digan todo lo que le han dicho: "Una cosa es que tenga un problema de sonido en directo y otra lo que estoy escuchando y leyendo, que son absolutas salvajadas y aberraciones. Entre eso y mi "transformación de cara" de hace dos semanas... Si alguien quiere decir algo más, que lo diga. Yo ya no sé qué hacer...".

Pero su cabreo iba además: "Hace más de 20 años que actúo y todo me ha salido muy bien. Eso la gente no lo comenta. En cambio se centran en estos problemas de sonido y estoy escuchando cada cosa... todo aberrante. "Eres drogadicta, estabas borracha, eres Amy Winehouse, tienes un problema y no lo reconoces...", todo eso es muy fuerte. Muy heavy. Es lamentable".

Montero, por eso, intenta sacar una sonrisa ante la catástrofe: "Tengo unos fans y una gente maravillosa. Pero claro... que hablen sin saber diciendo atrocidades... En fin, yo estoy contenta porque es todo muy absurdo y normalmente los que más hablan son los que menos saben".

El programa acabó con la vasca jugando a un concurso en el que tenía que adivinar si el trocito de canción que le ponían correspondía a ella o a una imitadora. Una manera divertida de cerrar un polémico capítulo que costará olvidar.