Desgraciadamente, son malos tiempos para los culés. No ganamos ni al parchís. Y lo que es peor, quien sí gana es el máximo rival, el Real Madrid. Los merengues están viviendo una semana mágica, después de conseguir ganar su decimoquinta Champions, en Wembley, victoria 2 a 0 contra el Borussia de Dortmund, y acto seguido, en plena euforia madridista, anunciar que Kylian Mbappé vestirá la camiseta blanca las próximas temporadas.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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El barcelonismo espera como agua de mayo que llegue ya Flick, que empiece una nueva temporada y dejar atrás esta 2023-2024 donde el madridismo ha enloquecido de éxitos. De momento, todavía vemos demostraciones de felicidad en redes por parte de integrantes del equipo de Florentino. Y no solo de los futbolistas, sino también por parte del cuerpo técnico. Ancelotti con sus puros, radiante... Igual que su hijo y segundo entrenador del italiano, Davide.

Aquí lo ven, justo después de ganar la orejona, con una sonrisa de oreja a oreja, aunque se queda corto con la sonrisa de la persona que lo acompaña en la imagen: su pareja, su mujer, Ana Galocha. Nacida en Sevilla en 1985, en el seno de una familia obrera, cuando estaba trabajando hace años en una discoteca de Madrid, Shoko, para tratar de ser actriz, le presentaron al hijo de Ancelotti, y se enamoraron. Desde aquel momento, vida en común y dos hijos gemelos, una felicidad máxima en casa y desde hace un tiempo, dedicando muchas horas a su gran pasión, desconocida por muchos.

¿Cuál es esta pasión, y a la cual le dedica horas y más horas? La pintura. De vez en cuando ha ido colgando en redes imágenes de sus cuadros y su proceso creativo, y uno de los momentos más importantes en su vida llegó hace unas semanas, cuando expuso algunas de sus obras en un local de Madrid, Oculto Hair Club, y las pudieron ver muchas personas. En una entrevista en ¡Hola! aseguró que ella no tiene ninguna intención de hacer de su arte un trabajo, quiere seguir pintando cuando le llega la inspiración, a menudo, de noche, y que se lo toma como una terapia o una vía de escape. Dibujos con graffittis de Mickey Mouse, de Snoopy, de la Mona Lisa o del Tigger, y colores, muchos colores, nada del blanco que visten los jugadores del equipo que entrenan su marido y su suegro. Aquí tienen una selección del enorme talento de Galocha:

¿Tendrán algún dibujo de Ana Galocha los Vinicius, Bellingham y compañía colgado en las paredes de sus mansiones? No nos extrañaría nada.