El bautismo de Ana Sandra Lequio Obregón ha agitado el avispero de la siempre complicada relación entre los padres de Aless Lequio. Alessandro ha cumplido su amenaza y no se ha presentado este fin de semana a una cita llena de morbo. El polemista y aristócrata no iba de farol, por mucho que Ana Obregón haya expuesto un relato truculento y dramático para justificar la llegada al mundo de una criatura por gestación subrogada a sus 69 años. La versión oficial dice que parte del semen congelado del difunto Aless. Y que ella solo quiso hacer realidad el sueño de su hijo agonizante de convertirse en padre. Lequio, según Ana, lo sabía. Pero su actitud desde que estallara el caso ha sido la de distanciarse el máximo posible. Hay cosas que no cuadran nada de nada.
En todo caso, el sacramento se ha llevado a cabo durante el fin de semana, con la presencia de familiares de la actriz, amigos y un reducido número de personas vinculadas de una manera u otra a la criatura, por lejana y difusa que fuera esta relación. Aunque las instantáneas del momento nos muestren a una abuela-madre Ana exageradamente feliz, con una sonrisa prácticamente de 'Joker' haciendo un contraste brutal con el rosa de su traje de 'Barbie', no fue la reunión más alegre. Los problemas de los adultos han enturbiado la cita. Pobre niña, la verdad. Ha venido no con el famoso pan bajo el brazo, sino con una diana de carne de prensa rosa gigantesca. Y esto es solo el comienzo, la que le espera.
El circo de Anita siempre tiene más personajes, magos, equilibristas y domadores de leones escondidos. También payasos, claro, pero en el mejor sentido de la palabra. Que nos conocemos. Una de las atracciones clásicas del show es una tercera mujer con un carácter indomable, entre muchas otras cualidades. Ella también es la ex de Lequio. También tuvo un hijo con él, Clemente. Acabó fatal con Alessandro, vaya novedad. Y por culpa de la actriz, que se convirtió en 'la otra'. Hablamos de Antonia Dell'Atte, enemiga en común, que dijo esto de ella: "No puedo tener celos de alguien inferior a mí en todo. Tener celos de alguien así sería faltarme el respeto a mí misma". Era el año 1991. 32 después, no ha cambiado la cosa: con todo el huracán de la hija-nieta, la modelo italiana la describió como "patética, insoportable y egoísta." Para acabar de arreglarlo, la denuncia de Antonia contra Lequio por maltrato hurgó más en la herida, con la madrileña apoyando a su ex. El odio es visceral.
Dell'Atte es el pequeño hilo de unión que queda a Ana y Alessandro: el desprecio que siente por ambos no se extingue. Esta mañana una agencia de prensa sorprendía a la italiana en la Diagonal de Barcelona. Vestida con chándal, abrigo de plumas, sombrero y gafas de sol, caminaba fumando un cigarrillo acompañada por los reporteros. No quería decir ni mú, pero la insistencia de los periodistas y la imposibilidad de quedarse muda han hecho el resto. Ha hablado poco, pero caray. Los ha hundido a su manera. "Rotura de cojones, rotura de cojones," repetía por las calles barcelonesas a gritos, haciendo que los peatones alucinaran con la escena. Dell'Atte, con más mili que nadie, se acerca a una pareja de señoras. Una de ellas le dice: "Tú solo habla cuando tengas que cobrar". La respuesta: "¡Claro! Aquí cobran todos y yo tengo que contestar, es fantástico". Hay muchas maneras de mandar a hacer puñetas, pero Antonia siempre encuentra la mejor. A favor.