Ana García Obregón lo ha vuelto a hacer. Nueva exclusiva en la revista '¡Hola'! con la pequeña Ana Sandra Lequio en sus brazos, ahora por el bautismo de la famosa hija-nieta. La vida de esta personita es de las más retransmitidas de la historia, con 9 meses tiene más portadas y reportajes que muchos que llevan toda la vida en la industria. Y las que quedan, al menos mientras la madre-abuela marque su camino. La ceremonia religiosa, con la niña con el traje de cristianar de su difunto padre Aless Lequio, pero sin su abuelo Alessandro que no la considera como parte de su familia, ha sido muy comentado. También las expresiones histriónicas y exageradas de Ana Obregón, su traje de princesa Disney o Barbie vintage... El cuadro fue imponente. Y la revista aporta sus pinceladas aduladoras, edulcoradas y dignas del país de la piruleta. Ahora, que también han dejado a un titular para enmarcar.

El acontecimiento celebrado en la iglesia de La Moraleja, la misma donde se ofició el funeral de Aless, justifica una nueva sesión fotográfica y un masaje cinco estrellas. Anita en el salón de la casa, engalanado con decoración navideña, las fotografías de los que ya no son colocadas estratégicamente, el recuerdo de su hijo fallecido y padre ausente en cada palabra de la actriz y bióloga... También una bofetada al abuelo: "Alessandro no es que estuviera invitado, es que es su abuelo y me encantaría que hubiera venido. Me ha sorprendido mucho su actitud y no lo entiendo. Al inicio me dolía, pero ya no". El resto es una conversación para muy cafeteros, para incondicionales de la protagonista. Y de la niña, claro, que sería lo más importante. Detalles del bautismo como que "no ha llorado nada. El agua no estaba calentita, ni mucho menos, pero le dije al párroco que le echara poca. Ha sido un bautizo muy largo, de una hora, y se ha portado fenomenal. Estuvo atentísima, mirando fijamente en el sacerdote, como si entendiera lo que estaba diciendo". Y cosas así. El lector y lectora de la revista, haciendo la ola.

Contraprogramando a Isabel Preysler, Ana también se vanagloria de Navidad de fantasía. Todo por Ana Sandra. Un árbol descomunal, todo tipo de ornamentación, a full. Normal que la criatura esté alucinando todo el día. Pero para alucinación, la que se desprende de este pasaje del artículo, y que forma parte del titular de '¡Hola!'... y del cachondeo en redes sociales. La frase, de una honestidad brutal, ha conseguido un hito inimaginable: poner a todo el mundo de acuerdo. Fans y detractores, palmeros y críticos. Un milagro de Navidad: "Me he vuelto loca". Así, en crudo, causa un efecto potentísimo. Forma parte de un contexto más amplio y que en realidad habla de otra cosa, pero ha sido suficiente para empezar a ver reacciones del tipo "al menos lo reconoce".

Ana Obregón / GTRES

La literalidad de la frase es una jarra de agua fría. Obregón no ha cambiado ni un milímetro, de hecho la vemos más alterada que nunca. Se refería, sencillamente, al dispendio que ha hecho para decorar su hogar. "He tirado la casa por la ventana. Me he vuelto loca: el seto de la entrada lleno de luces, de bolas... espectacular. Ahora todo es distinto. Ha vuelto la alegría a esta casa. Date cuenta de que llevaba tres años sin celebrar la Navidad. Aquí no entraba una bola, ni un brillo, ni música, ni nada. Y fíjate este año, todo lleno de centros de flores, y el árbol impresionante". Ohhhh. Cuando menos, hay una brizna de esperanza: descarta traer más hermanitos para Ana Sandra: "No. Eso lo pensaba al inicio, porque Aless quería cinco hijos. Pero, ahora, viendo lo que es cuidar de ella, que son 24 horas al día pendiente de ella, una dedicación total, y que a veces dan las seis de la tarde y todavía no me he duchado, pues no creo que pueda". La razón se impone, ni que sea por agotamiento o falta de higiene. El suyo... y el de las nannies. Bienvenida sea.

Ana Obregón en el bautizo de Ana Sandra / GTRES