Ana Rosa Quintana ha convertido su show matinal en una burda copia de El Club de la Comedia. Ahora bien, como todo aquello que toca, en vez de producir risa, lo que provoca son náuseas. Ha introducido el tema de los "1.714 millares de mascarillas" (palabras del Presidente Sánchez) enviadas a Catalunya para enfrentarse a la temeraria vuelta a la actividad de forma 'sibilina', que diría Cristina Pardo. Conectaba con el reportero Miquel Valls, ubicado en la estación de Sants de Barcelona, y todo eran carcajadas y bromas: "¿tú también le vas a quitar los ceros, Ana Rosa?". Valls le daba el pie a la reina para empezar con el numerito.
Quintana: "me niego a pensar que exista un contubernio" que haya obrado el milagro de la maldita cifra. Se ve que de contubernios sabe, y mucho. Sólo hay que ver quién le acompañaba en la mesa, el director de opinión de El Mundo, Jorge Bustos. Vaya, el paradigma de la objetividad, la moderación y las opiniones nada sesgadas. Bustos se lanzaba en plancha: "es la paranoia llevada al extremo. Así es el separatismo fanático: no es capaz de cambiar de opinión, pero tampoco de tema". Lo dice él, que debe estar muy ocupado pasándose de Whatsapp en Telegram para poder desatar tipo de bulos y mentiras con sus grupos de extrema derecha y derecha extrema. Ana Rosa bendecía las invectivas de su soldado, que incluso se mofaba de la fecha histórica: "hablan de humillación, de 1.714, la fecha en la que los Borbones...además es mentira, la guerra de secesión no fue eso". ¿Y qué fue, Bustos? Ilumínanos.
El show continuó, con más burlas y coñitas. "Delirante, cuentan las mascarillas una a una". Sólo faltaron carcajadas enlatadas, y estaríamos frente a una nueva sitcom cutre del españolismo. Sólo un detalle: quien hizo énfasis en el número fue Moncloa. Y sí, seguro que no las han contado. No hace falta. La cuestión era, es y será provocar.