"¿Qué pasa en Catalunya para que los constitucionalistas salgan por patas?". Esta ha sido la pregunta que le ha hecho Ana Rosa Quintana al presidente socialista de Castilla La Mancha, Emiliano García Page, en torno al éxodo constitucionalista desde el Parlamento de Catalunya hacia Madrid. La presentadora mete en el mismo saco a Miquel Iceta, posible nuevo presidente del Senado, como a Inés Arrimadas, que da el salto a la capital de España para seguir los pasos de Alberto Carlos Rivera. Los dos "salen por patas". Una expresión cuando menos, curiosa. "Fuego amigo" entre los defensores de la patria. A García Page, paladín de las esencias constitucionalistas y carcoma oficial del PSOE catalanófobo, no sabía dónde meterse. De poco se va "por la pata abajo", ya que hablamos de patas o piernas, según la interpretación de cada uno.
Ana Rosa ha activado el autocorrector ante lo inconveniente de lo que acababa de decir, preocupada evidentemente por su parroquia. Cómo había osado decir que Arrimadas (Iceta quizás no le preocupe tanto) "sale por patas" de Catalunya, Dios mío. Tenía que enmendar el gol en propia puerta, y ha tirado de repertorio para reconvertir una huida "por patas" en un premio a su lealtad: "La verdad es que se lo han ganado, porque han sido tiempos muy duros y han bregado mucho". Quintana ha pasado (una corta) lista de los supuestos agraviados "jueces, profesores" y ha recomendado al independentismo "que se lo haga mirar". Amén, hermanos. García Page, mientras tanto dejaba de girar los ojos como un molinillo de café, más tranquilo al comprobar que las cosas se ponían en su sitio.
¿Está realmente fastidiada Ana Rosa por la huida a Madrid de Iceta y Arrimadas? ¿Cree que dejan huérfanos los intereses nacionales en la díscola y golpista Catalunya? ¿O se trata sólo de una "metedura de pata"? ¿De un lapsus línguae? Pobre Quintana, que le han dejado sola. No te puedes fiar de nadie, tú.