En Madrid se encuentran inmersos en la campaña electoral más movida de los últimos 40 años. Empezó con un terremoto político en España, provocado por las mociones de censura impulsadas por C's en Murcia y Castilla (que fracasaron), e Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de la Comunidad de Madrid, para evitar una "traición" en su gobierno, disolvió la Asamblea de Madrid y convocó elecciones. Desde entonces hemos presenciado movimientos políticos en el gobierno central español, debates vergonzosos con performance incluidas, y, el último episodio, las amenazas que han recibido miembros de PSOE y Podemos, con balas y navajas vía correo ordinario.
Todo este show ha indignado a Ana Rosa Quintana, quien el pasado lunes dijo que Pablo Iglesias era un fascista por señalarla, asegurando que ella "no tiene guardaespaldas". No satisfecha con esta acusación, Ana Rosa atacaba de nuevo el día siguiente culpando a los partidos del Gobierno de centrar su campaña en las amenazas que están recibiendo, siendo la última la navaja ensangrentada que recibió a la ministra Reyes Maroto. La presentadora ha criticado que estas se utilicen a los mítines de campaña de las formaciones de izquierdas, asegurando que esta última no se trata de una amenaza fascista, sino de una persona con esquizofrenia.
También ha puesto la culpa de haber recibido estas amenazas con balas y navajas al ministro Marlaska, uno de los amenazados. Lo argumenta diciendo que él es el encargado de Interior, y que la culpa no la tiene "un pobre vigilante de Correos". Por si se hubiera quedado corta, también ha sacado a pasear a ETA, preguntando si PSOE y Podemos han exigido a Bildu que condene los asesinatos de esta banda terrorista. Ha acabado pidiéndolos que rebajen el nivel de tensión, que ya suficiente tiene la ciudadanía con la pandemia. No ha mencionado nada de Vox, ni de la actuación de Monasterio en el debate de la SER, ni del PP haciendo burla de la situación, ni de la falta de condena por parte de la derecha a estas amenazas.
Ana Rosa se percibe como una periodista imparcial, quizás es casualidad que sólo ataque la izquierda, incluso tergiversando tanto la realidad.