Enceder el televisor y sintonizar cadenas nacionales la mañana siguiente a la operación policial contra el independentismo se ha convertido en una peligrosa arma de adoctrinamiento unionista. El relato de programas como el de Ana Rosa Quintana no ofrece ningún tipo de duda: Terrorismo, bombas, atentados. Y claro está, esteladas, 'indepes', urnas. El cóctel es brutal y lo 'preparan' con cuidado de cara a las elecciones del 10-N, para las que ya hay un enemigo declarado de la patria (si es que en algún momento ha dejado de serlo). Reporteros en la masía de uno de los detenidos, removiendo los restos de lo que los agentes registraron el día anterior, tirando del manual del sensacionalismo patentado por su líder y actuando como la gota malaya, revelando más datos 'secretos' sobre la intención de unas personas a las que no es que no apliquen la presunción de inocencia, no. Es que son, según decían en el 'corrillo', herederos "de ETA y el terrorismo internacional".
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Con este clima de barra libre, entrevistaban a Inés Arrimadas. No have falta repasar el discurso incendiario habitual de la de Cs, mentora de Lorena Roldán. Con eso ya lo decimos todo. Ahora bien, Arrimadas le ha dicho a Ana Rosa que el MHP Quim Torra salió a "defender terroristas". Y eso no sólo va a misa en Can Quintana, sino que ha sido el origen de una nueva discusión que ha acabado por hacerle caer la (oxidada) 'máscara' de neutralidad de la que presume. Juan Carlos Monedero trataba de rebatir los argumentos de Inés, haciendo énfasis en el ataque al presidente de la Generalitat. Ana Rosa, a la yugular. "Es un mamarracho que ha dicho una cosa impresentable". Un insulto grosero aplaudido por sus 'palmeros' y que ha indignado a mucha gente. Como a Pilar Rahola, que representa a muchos catalanes.
"El insulto diario a nuestros líderes, el desprecio diario a nuestras instituciones, la ignorancia diaria, la construcción diaria del odio". Desgraciadamente, las palabras de Rahola son prácticamente imposible de rebatirlas. La maquinaria del estado ha tomado velocidad de crucero y no se detendrá. Quieren una Catalunya dividida, y sobre todo, violenta.