Viernes bien raro en Telecinco. Han recuperado el dulce sabor de la victoria absoluta, el estreno de 'Supervivientes'. Hacía tiempo que no podían celebrar un éxito como ver un 21'7% de cuota de pantalla. Celebración que va por barrios: no todo el mundo comparte el mismo nivel de alegría. El motivo es evidente, y su lectura una humillación a Ana Rosa Quintana: el triunfo se debe al retorno de Jorge Javier Vázquez. El presentador más top, arrinconado y menospreciado por la nueva dirección de Mediaset, vuelve a cobrarse una venganza. La segunda, después de ver el cadáver de Borja Prado pasar por delante de su casa.
'Supervivientes' es un reality emblemático de Telecinco, sí. La apuesta de concursantes, con nombres muyy golosos para su universo mediático y de cotilleo, es importante. Un programa caro, pero también repetitivo. La salsa y el picante no están en Honduras, no. Si Carmen Borrego salta desde el helicóptero nos importa un rábano, en realidad, pero lo que sí que queremos saber es el comentario del tipo más desgarrador de Mediaset y de la televisión comercial. Su ironía, su coña. Su show. Vázquez, guste más o menos, es espectáculo. Y el corazón, el cerebro y el alma de 'SV'. No le den más vueltas.
La guerra de Quintana contra Vázquez, un enfrentamiento legendario y que a menudo tiene motivaciones ideológicas, ha vivido situaciones diversas. Fría, caliente, con entrevistas parecidas a armisticios que hacían saltar chispas, vetos, cuchilladas. La cancelación de 'Sálvame' fue el hit de Quintana, con el bonus track del 'Cuentos Chinos', la crónica de una muerte anunciada. Desde aquel día, Jorge Javier solo ha ganado batallas. Primero, y lo más importante, porque el 'TardeAR' que tenía que enseñar a la humanidad cómo se hace buena televisión, la blanca, apostólica y romana, es un fracaso. El gran proyecto, la joya de la corona. Un fiasco que pierde contra Sonsoles, pero también contra telenovelas. La mujer del condenado Juan Muñoz no caerá, porque de momento manda. Pero la paciencia de Alejandro Salem, il capo italiano de Mediaset, no es infinita. Y los inputs no apuntan en la buena dirección. Suma puntos negativos.
Vázquez ha reventado los audímetros y eso no lo pueden esconder. Un baño de realidad. Toca recoger cable. Y el encargado de comérselo con patatas ha sido su discípulo, Joaquín Prat. El mismo tipo que en septiembre de 2023 dijo que "Sálvame es histrionismo, acaba cansando", palabras que no harían nada de gracia al de Badalona, esta mañana ha girado el calcetín. A sus pies: "Ese reality, lo tengo que decir ahora porque sino luego los colaboradores no me dejan, solo puede tener un presentador y ese es Jorge Javier Vázquez". Punto final. Ahora toca acariciarle el lomo a la estrella. Debe ser que el futuro más inmediato depende de él. Cómo hemos cambiado, ¿verdad?