La expansión del coronavirus es doble: la estrictamente sanitaria (ya tenemos casos confirmados en Catalunya, Palma, Castellón, Madrid e Islas Canarias) y la mediática. En esta última, la propagación es mucho más acusada. Los medios de comunicación alteran las parrillas de los programas para atiborrarlas al máximo con informaciones relativas a la epidemia. No todos lo hacen igual, claro. Hay quien se gana un aplauso unánime por ayudar a mantener la calma, como Lorenzo Milá, o los que dan volteretas de alegría por tener un tema muy jugoso para enganchar a la audiencia con sensacionalismo. Después está Ana Rosa Quintana, que juega fuera de concurso. Su sello personal hardcore la distancia de cualquier esquema concebido por la mente humana vulgaris. Vive del amarillismo, y la potencial catástrofe sanitaria es como una bolsa de caramelos para ella. Tanto azúcar le hace enloquecer bajo la falsa premisa de "que no cunda el pánico".
Quintana, reina televisiva y que levita a dos palmos del suelo, es más terrenal de lo que pensábamos. Tiene miedos, pánicos, terrores. ¿Intenta contenerlos? No demasiado. Primero, tomándose la temperatura en directo para calentar el show. Después, su reportera en Italia presenta un aspecto de guerra bacteriológica, mientras que asegura que no debe haber alarmismo. Entrevista a la directora de Salud Pública de la Organización Mundial de la Salud y se pasa por el forro cualquier indicación, como que las mascarillas no son necesarias: "Si las llevan los médicos, yo también", ha venido a decir. Justo un día después de dedicar un buen trozo del programa al encarecimiento descontrolado y el desabastecimiento de productos como estos. Imaginen cómo ha sido el nivel que muchos espectadores han encontrado moderado y juicioso a Eduardo Inda. Pero hay más: pasa de troncharse de risa con los confinados en un hotel o un muerto en París, a encontrar culpables para el apocalipsis: los ciudadanos (también sus espectadores) que se informan por las redes: "la culpa es suya". Si os infectáis, os lo merecéis. Se ve que no revisa los contenidos de su espacio.
El mundo sufre el coronavirus, pero estaría bien saber qué le pasa a Quintana. Los síntomas son histeria, amnesia selectiva, intolerancia pasiva agresiva y mucha 'jeta'. Ya que estamos, que la ciencia estudie eso. A ver si tiene cura o es irreversible.