Hace un par de días, en una tensa entrevista con Juan Carlos Monedero, Ana Rosa Quintana se quitó definitivamente la careta y confesó que Albert Rivera le caía bien. La periodista ya no se esconde de reconocer orgullosa las simpatías que tiene por el color naranja y hoy ha vuelto a demostrar lo que Monedero le echó en cara: "Tú eres el corazón de la derecha española, y lo sabes. A la derecha española le faltaría el oxígeno sin ti". Oxígeno que ella quiere darle, si hace falta, directamente de sus propios pulmones, a Manuel Valls y Collboni para que pacten con Ada Colau y eviten que Ernest Maragall sea alcalde de Barcelona.

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Este jueves AR ha entrevistado al candidato de ERC a la alcaldía y definitivamente ha dejado de lado la parcialidad con una especie de tercer grado donde iba soltando que cualquier representante político que tenga que ver con la independencia le provoca el mismo placer que una gota malaya. "Usted y yo nunca llegaremos al mismo concepto de democracia", le lanza. Soberbia, cortando e interrumpiendo a Maragall en todo momento, Quintana le dice, entre otros juicios de valores: "Los presos están en la cárcel por haber dado un golpe de estado. ¿Demócrata es quien cumple las leyes o quien se las salta?". Puedes ver el momento cliqueando en la foto:

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Atacar a los indepes y colocar a Manuel Valls como salvador de la patria. Vaya, que si Quintana viviera en la calle Aribau en lugar de en la capital, lo hubiera votado por triplicado si hubiera podido: "Al señor Valls hay mucha gente que le ha votado y ha de defender a toda esta gente. Se trata de evitar que haya un alcalde independentista". Eso es democracia, y lo demás son tonterías. Ana Rosa on fire.

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Y eso que Eduardo Inda clamaba porque Valls "se lave las manos, que haga como Poncio Pilatos, que se vaya a la playa con Susana Gallardo". De hecho, a Ana Rosa le va bien Valls, Collboni o quien sea: "¿No puede ser Collboni alcalde? ¿No le podemos votar otra vez?". Sólo faltaba que después de Maragall conectaran con la llegada de Laura Borràs antes de verse con Felipe VI para recordarle, en lugar de Jordi Sánchez, a quien no se lo han permitido, que en su país hay presos políticos. Y AR ya no lo soportaba más: "A ver cuánto tiempo habla con él, quizás acaba antes. ¿Recordarle al rey que hay políticos en prisión? Eso ya lo sabe, ¿cómo no lo va a saber?", decía con sorna. "Ellos han hecho uno relato reescribiendo la democracia y haciendo lo que les da la gana".