Ana Rosa Quintana tiene un problema con un territorio en particular, ubicado en el nordeste de la Península Ibérica. Se llama Cataluña. A la reina de las mañanas españolas le desagradan profundamente dos cosas: los independentistas y las izquierdas. El programa de AR es amigo de PP, Vox y Cs. Quintana no sabe con quién va en las elecciones catalanas pero da pistas. Le gusta Franco. En la conexión diaria que hace con Cataluña y su reportero Miquel Valls, este miércoles tocaba la tercera ciudad catalana: Terraza. Y esto ha escrito el programa en pantalla:

Ana Rosa Quintana conecta con la imaginaria Tarrasa, Telecinco

"Directo Tarrasa, Barcelona".  Es como arrojar ácido a los ojos. Con dos a y sin la doble ese. En lugar de escribir el topónimo oficial Terrassa, recuperan el nombre franquista de la ciudad, cuando la Dictadura obligó a castellanizar villas y ciudades. Tarrasa ya no lo escribe ni Santiago Abascal. No se trataba de Sant Hipòlit de Voltregà o de Cruïlles, Monells y Sant Sadurní de l'Heura, el municipio con el nombre más largo de Cataluña. Es la tercera ciudad del país, solo por debajo de Barcelona y l'Hospitalet. Es demencial, ignorancia o menosprecio al catalán.

Miquel Valls en Tarrasa (sic), Telecinco

En otros programas parecería un error. El programa de AR más tarde ha rectificado pero el ridículo ya lo han hecho. Tratándose de Ana Rosa Quintana no es casual el hedor a franquismo. Muchas veces reciben a su reportero de Cataluña con gritos de "Ana Rosa mentirosa" o "fascista y ricachona", como este enfadado espectador catalán:

Gritos de "ricachona fascista" en Plaça Catalunya, Telecinco

Confirma ambos extremos. Que era ricachona ya se sabía. Y nostálgica del Franquismo. La próxima conexión en Sant Cugat sobreimpresionarán el nombre de San Cucufate del Valle. Y se quedarán tan anchos. Y tan fachas.