Telecinco está hundida de audiencias especialmente en un horario, la sobremesa y la tarde. Mediaset mantiene dos programas horripilantes que hacen audiencias de un dígito: El diario de Jorge y, sobre todo, TardeAR, que en su segunda temporada no levanta el vuelo. La jugada de cancelar Sálvame les ha salido ruinosa y no se atreven a recular echando a la gran beneficiada: Ana Rosa Quintana a la que Telecinco cubrió de oro y le encargaron seguir con el matinal, seguir con el programa del mediodía, asumir las tardes, añadir las tardes de Cuatro y sumar las tardes del fin de semana con Fiesta. Unicorn, la productora propiedad de Ana Rosa, es la más poderosa de España, la que hace más horas de directo y la que ofrece un discurso político más claramente antigubernamental y favorable al PP y Vox. Eso está pasando a la vista de todos y por primera vez el perjudicado por la jugada, el dueño de Sálvame, el catalán Òscar Cornejo, ha hablado y ha señalado a Ana Rosa.
En una entrevista en el Diari de Tarragona, Cornejo habla hasta donde puede hablar. Reconoce que comió con su socio a Adrián Madrid y Ana Rosa hace solo un mes y alucina de cómo ella se hizo la víctima de la jugada pésima de Telecinco, fingiendo tristeza cuando es la más multimillonaria de Telecinco y, por activa o por pasiva, instigadora de la cancelación de Sálvame. Cornejo:"A ver, aquí ya empiezan las cosas que tengo que medir mucho. Os lo cuento casi como cotilleo. Ella se nos quejaba rollo «mira lo que me han hecho», cuando nosotros ya estábamos en la calle. Comimos juntos hace un mes. Yo le daba patadas a Adrián bajo la mesa para decirle: «Qué fuerte ¡Tenemos tanto por aprender! Esta señora es una maestra. O sea, nos ha echado y casi nos llora. «Mira lo que me han hecho». Lo que le han hecho es que ella no quería ir a la tarde. Bueno, a lo mejor es cierto. Imagínate que es cierto. Es que no lo sé... Pero la escuchas y es una víctima. Pero una víctima que se olvida que ella está ahí facturando y nosotros aquí en la puta calle. Esto es el mundo al revés. Yo creo que ella es una grandísima profesional, es una comunicadora excelente. Es que prefiero decir solo que lo hace muy bien porque, si no, cualquier cosa me va a traer problemas aún hoy, imaginaos". Cornejo no se percata que ya lo ha dicho todo: "Ella nos ha echado".
Ana Rosa ha conseguido que ella y su marido, Juan Muñoz, condenado en el caso Villarejo para extorsionar a un exjuez con un vídeo con prostitutas y cocaína, estén invitados al besamanos de los reyes Felipe y Letizia. Es inconcebible y al mismo tiempo una muestra del poder de Quintana, verdadera ama de Mediaset, una empresa de matriz italiana en manos de la familia Berlusconi, socios de gobierno de la ultraderecha de Giorgia Meloni. Así se entiende todo mejor. Cornejo va más allá:"Esta señora va a todos los besamanos. Sí, del poder. La prensa rosa es una fuente de información absoluta. Pero la lectura es muy simple: después de muchísimos años, una empresa decide relevar a su máximo responsable, a su CEO. El nuevo quiere tener un equipo de confianza. Dos italianos, uno que se va y otro que vuelve. Esta lectura te destroza todo tipo de conspiración política, de conspiración económica y de rabieta de cualquiera. Punto. La normalidad de una empresa. Y hay que respetarla. Yo la respeto. Lo único, y esto lo hemos dicho públicamente, lo único que no nos pareció bien fue cómo lo gestionaron, cómo ejecutaron el relevo" . El productor tiene claro qué programa fue el que hizo decidir a Telecinco que había que fulminar Sálvame y toda la productora: la serie de Rocío Carrasco.
Cornejo: "Podría demostrar que la emisión de la docuserie de Rocío Contar la verdad para seguir viva lo cambió todo. Fue determinante. Determinante. Fue determinante para que empezaran a suceder cosas o para que se empezaran a mover cosas. Quizás en ese momento nadie, ni los que empezaron a mover cosas, sabían en qué acabaría ese movimiento. Pero estoy convencido de que fue determinante. Y te digo otra cosa: yo lo volvería a hacer. Aun sabiendo los resultados. Cuando digo que la docuserie lo cambia todo es que da una patada en la mesa, una bofetada en la cara del poder. Evidentemente, debía tener consecuencias. La primera, nosotros mismos, porque fue un ejercicio brutal de autocrítica al tipo de información que se daba en muchos de los programas que habíamos hecho. Porque durante 20 años se contó una historia desde una única versión y dándola por válida solo porque la otra parte no abría el pico. Ha sido uno de los momentos de televisión más brutales de los últimos veinte años o de la última década. Yo no recuerdo nada comparable. Ni en audiencia ni en impacto social". Pero Mediaset no quería problemas con la derecha y la ultraderecha y los echó para poner a la musa de PP y Vox: Ana Rosa Quintana.