El viernes pasado Ana Rosa Quintana hizo novillos en 'TardeAR'. Puede parecer una cuestión intranscendente, porque este era el plan antes de empezar la temporada. Las previsiones triunfalistas de la cadena auguraban que con 4 días de AR en vena bastaría, que la cosecha de audiencia les permitiría cerrar el chiringuito y descansar, de acuerdo con las recomendaciones médicas. Pero el globo se ha pinchado y la cosa va por el camino de la amargura, le ha tocado trabajar para intentar salvar los muebles. Finalmente ha desistido, dejando los mandos a Beatriz Archidona, su segunda. Marcó un 9%, mínimo histórico. Cierto que la dueña no estaba, pero tampoco es que con su presencia cambie nada. Además, no es del todo cierto que no estuviera. Siempre hay anarosos en ese plató. Se multiplican.
'TardeAR' es un mal programa, pero no es solo eso. También es una agencia de colocación familiar, Ana Rosa va enchufándolos, poco a poco. Como la productora es suya, pues ningún problema. ¿Quién le va a parar los pies? ¿Quién le dirá algo? El que paga, manda. El primer pariente en debutar en el magacín ha sido Kike, con sección semanal. El sobrino sorprendió "infiltrado" entre el público de plató haciendo la crítica al formato y a la presentadora desde dentro. No es sangrante, pero sí más o menos ácido. Tiene retranca. También es pelota cuando conviene, obvio. Quizás es de lo mejor de las tediosas 3 horas de programa. Mejor que ella, que Vaquerizo, que Alaska, que la mayoría de los tertulianos. Tampoco es difícil, la verdad.
Bien, pues ahora también hemos asistido al debut de un hijo de Ana Rosa: el abogado Álvaro, el primogénito, el único hijo que tuvo con el periodista ultra Alfonso Rojo. La jugada fue hábil: aprovecharon la ausencia de la presentadora titular para colarlo. Hacían una conexión por videoconferencia con él hablando de un juicio en marcha, el asesinato de un rapero. Al autor material le piden la perpetua revisable, el máximo castigo. ¿A quién defiende Álvaro? Al acusado. Ni la sustituta Archidona ni Manuel Marlasca, el gran fichaje hurtado a Atresmedia, hicieron ningún tipo de mención del parentesco del letrado con Quintana, claro. Este es Álvaro.
Álvaro Rojo Quintana tiene 37 años y está casado con una psicóloga, Ana Villarrubia. Adivinen el qué: también hace de tertuliana y experta en el programa de la suegra. El que no moja en esta familia es que ha roto algún plato de más. Eso o que todavía son jóvenes y sin oficio, como los gemelos Jaime y Juan. Nacieron en 2004, su padre es el turbio Juan Muñoz y Quintana los dio a luz con 48 años, un embarazo de alto riesgo. No parece que este par llegue jamás a salir en el programa, su madre ya tiene 67 años, podría jubilarse... y la podrían jubilar las malas audiencias. A la reina se le descompone la corona, pero eso sí: va dejando colocaditos a los polluelos. Que quede todo atado y bien atado.