Segundo día en la oficina para Ana Rosa Quintana y segundo porrazo. 'TardeAR' no es el coco que tenía que enseñar al resto de cadenas a hacer televisión "de la buena". Más bien, el nuevo formato de Telecinco tiene gusto a rancio, a sudado, a cosa desagradable. Y a soflama política encubierta y tramposa: en teoría iba a ser un espacio libre de ideologías, pero es superior a ella. El caso es que de un estreno flojo se ha pasado a un dato peor, un 10'4%. Tercera opción en España por detrás de La 1 y Antena 3 con Sonsoles. Una España que le duele mucho a Quintana, porque está siempre bajo amenaza de indepes, de Pedro Sánchez, de Podemos, de republicanos... y de gente que habla raro. Catalanes, vascos, gallegos, valencianos y de Islas Baleares, asturianos, aragoneses... Castellano o barbarie. Y cuñadismo.
Sí, Ana Rosa es una cuñada con ínfulas. Solo ella puede pensar que era una gran idea estrenarse haciendo un alegato contra Luis Rubiales y, a continuación, poner a 'El Ovejas' a soltar sandeces machistas. O que detener el debate de su mesa sobre el uso del catalán, gallego y euskera en el Congreso para soltar un análisis patético en forma de chiste es la mejor manera de actuar de moderadora. Es repulsivo: Quintana ha convertido su plató en una réplica mala de TreceTV o de la extinta 7nn. Solo cambia el sueldo de los tertulianos estrella: por ejemplo, Xavier Sardà. No saldrá barato, no.
🚨La Tarde AR de Ana Rosa Quintana, confirma su fracaso, y tras el efecto estreno, cae del 11,3% al 10.4% de cuota, 813.000 espectadores.
— Nenedenadie ����️��������️⚧️���� (@nenedenadie) September 20, 2023
El programa de las tardes de Telecinco aumenta así las distancias con los datos que dejó su predecesor, Sálvame, por encima del 14%. pic.twitter.com/IojvfFcJLH
Sardà está sobreactuado y fuera de lugar. Mira que el ex de 'Crónicas Marcianas' intenta remar a favor, pero es que ni así. Él y Carolina Ferre actuaban como representantes de los catalanohablantes en la meca del unionismo. Xavier caminaba sobre el alambre: defendía que se puedan utilizar los idiomas del Estado, pero no que se haga ahora. Antiindepe por naturaleza, considera que es una imposición, un chantaje. Tendría que ser suficiente para Ana Rosa, pero siempre quiere más. Ella necesita sangre, pisar el cuello del enemigo. Lo intentó, pero de manera tan grotesca e infantiloide que la única que queda fatal es ella misma. Chiste de mierda, con perdón: "Una cosa, y ahora cuando salen allí al patio en el Congreso. ¿Uno habla en catalán, otro en euskera, el otro en bable?" Este es el nivel.
Este comentario, que proseguía denunciando que todo forma parte de oportunismo y tantas otras cosas, provocó una curiosa reacción de Xavier. Una burla, de hecho. Sutil e interpretable, pero que denota incomodidad. Mientras Quintana soltaba su versión de Arévalo 2.0., el colaborador se removía en la silla, hacía gestos y murmuraba "sí, con el traductor detrás, blablablabla." Apunten lo que vaticinamos: Sardà no durará en aquel plató. Quizás que nos equivoquemos, pero hay cosas que ni todo el dinero ni todo el ego pueden comprar. La paciencia, por ejemplo.
Ana Rosa solo habla un idioma: el fachorro. El que no necesita ninguna traducción.