Ana Rosa Quintana está desesperada. Así, en general. Su castillo se hunde: 'TardeAR' es un fracaso, Perro Sanxe presidente, amnistía, Puigdemont con las maletas preparadas, Borja Prado a tu p*** casa, el marido condenado por extorsionar con putas, coca y Villarejo... Ains. Visto así, y sabiendo cómo es esta mujer, incluso nos da llastimilla. No mucha, claro. Después recordamos qué tipo de personaje mediático es y su papel en causas de interés público y, zas, todo desaparece. Y la expresión "justicia poética" pasa por la cabeza y por la punta de la lengua.

Una de las grandísimas novedades de su formato de las tardes, aparte de utilizar decorados virtuales para ilustrar tormentas o la reproducción de la mosca de la fruta, ha sido la de incorporar a su familia en su programa. No, Juan Muñoz 'el condenas' no tiene sección propia. Pero su hijo primogénito Álvaro Rojo, el que tuvo con el periodista más ultra del far-right, Alfonso, ya ha hecho sus pinitos. El hombre participó como abogado, entrevistado sobre un juicio del cual lleva la defensa, durante uno de los días en lo que la dueña del percal no estaba, para que no cantara a kilómetros. Días después Ana Rosa sorprendió a todo el mundo dejando una pulla a la exmujer de su niño, la psicóloga Ana Villarubia, una habitual de sus tertulias. Hacía tiempo que no aparecía por pantalla. Claro. Porque se habían divorciado y ya no era bienvenida. Quintana dijo: "Para las que tenéis hijos varones, mi consejo cono las nueras es: mantended la boca cerrada y el monedero abierto". Rancia. E ineficaz: la mujer se ha largado, seguramente para no aguantarla.

Álvaro Rojo, hijo de Ana Rosa Quintana / Telecinco

El otro miembro de la estirpe anarosil, y quien tiene su momento de gloria recurrente en 'TardeAR', es su sobrino Kike. Un personaje singular, un tipo de follonero pero en versión Quintana. Es guionista y hace el papel de portero de toda la vida. Sorprendió desde un primer momento por reírse de la mala audiencia del programa. Eso fue durante las primeras semanas, ahora eso ya no hace tanta broma, porque la cosa se ha puesto seria. Es capaz de dejar bofetadas y de hacer la pelota con facilidad pasmosa, y como es buen muchacho, también accede a decir todo aquello que no quedaría del todo bien en los labios de su tía. Si se tiene que liquidar, se liquida. Kike tiene pocos pelos en la lengua, y ha pasado a la acción insultando desde el punto de vista físico a la gran enemiga de Quintana. La rival que le chafa la guitarra cada tarde, y que además huyó de su productora: Sonsoles Ónega.

Kike Quintana, sobrino de Ana Rosa / Telecinco
Sonsoles Ónega / Antena 3

Una cosa es que Roberto Enríquez, Bob Pop, critique a Sonsoles. O que la sección de un diario como 'El País' destroce el libro de la presentadora de Atresmedia con el que ha ganado el premio Planeta. Todas las bofetadas que le han caído a Sonsoles son profesionales, pero las de Kike, haciendo de mensajero de la emperatriz de Mediaset, son ataques personales. Que le llame "enanita planetaria" quizás en su cabeza sonaba muy ocurrente, pero es indigno. Para esconder la cabeza y no sacarlo nunca más por televisión. Y que vaya al tanto: si la mejor amiga de Sonsoles, la reina Letizia de España, montó la que montó para defenderla de las críticas, cuidao, Kike, cuidao. Que no está la cosa para tocar lo que no suena. Jaime del Burgo ha agitado el avispero, y las consecuencias podrían ser imprevisibles. Tú verás. Muy feo, Ana Rosa.

Letizia y Sonsoles / GTRES