Uno de los rasgos de identidad de Telecinco son las pausas publicitarias. Son interminables, constantes, pesadas. Sí, es un canal privado y un negocio millonario, pero no sería la primera vez que abusan de ellas. Ahora bien, nada comparable a lo que ha pasado este 23 de junio de 2021. Un día histórico en el que los 9 presos políticos independentistas han podido abandonar definitivamente las cárceles donde cumplían el castigo despiadado de un estado que no conoce más herramientas que la represión. Su salida ha tenido lugar durante la emisión de 'El Programa de Ana Rosa', declarada ultraespañolista, contraria a cualquier medida de gracia con el independentismo, y evidentemente en desacuerdo con los indultos. Mientras se producía el gran momento, ¿qué hacía Quintana? Anuncios. Y más anuncios. 10 minutos o más de spots, promos, separadores, cortinillas, patrocinios... todo el repertorio para no tener que enseñar en directo la imagen de la jornada y sus parlamentos. '¿Casualidad?', que diría aquel.
Esta maniobra tan casual no ha pasado desapercibida para la audiencia del programa. Cuando menos, para todos aquellos que no le dicen "sí bwana" a la telepredicadora. Y sí hay alguien al que no engaña ni engañará nunca, éste es un mito del Barça de baloncesto con la lengua afilada, afiladísima. El argentino Juan Domingo De la Cruz, conocido como 'El Lagarto', es autor de tuits demoledores y llenos de sentido, aunque a veces haga abuso de expresiones un tanto pasadas de vueltas. No ha sido el caso, sin embargo, de lo que ha escrito esta mañana: viendo el silencio de Ana Rosa, le ha dirigido este desafío: "¿No conectas con Catalunya?". Sublime. Unos minutos antes, dedicaba estas palabras a los represaliados: "39 meses de la vida de unas personas". Sencillamente, un ídolo, dentro y fuera de las pistas.
Quintana no ha podido alargar la publicidad eternamente, y ha vuelto cuando acababan los parlamentos de los presos que han salido de Lledoners. Un pequeño resumen, una conexión con la intervención en directo de Junqueras, y una cara de pocos amigos mientras escuchaba a los indultados cantar Els Segadors. Un mal día para Ana Rosa, vaya. Bienvenido sea.