Ana Rosa Quintana le está viendo las orejas al lobo. Su apuesta de pasar, después de muchos años, de las mañanas a hacer las tardes de Telecinco, cambiando El programa de Ana Rosa por TardeAR, no ha acabado de cuajar. El público no le ha comprado su propuesta y las tardes pasan sin pena ni gloria, con unas cifras de audiencia justitas, y mucho menos elevadas que la que ella pensaba que haría. Prácticamente cada tarde, por no decir siempre, no sube del 10% de share, a duras penas llega a los dobles dígitos, y eso que TardeAR dura tres horas, y que en teoría, si un programa es largo, tiene más números para conseguir unas cifras de audiencia más altas. Pero ni por esas.
Y todavía hay que añadir a la ecuación otro dato que pone más énfasis en la apuesta fallida del programa de Ana Rosa Quintana. Y es que casi cada tarde, por no decir siempre, la competencia le come la tostada. Y en la competencia está ni más ni menos que una antigua compañera suya, de hecho, la mujer con quién hacían el teatrín, se daban el relevo hace tiempo, cuando AR acababa su programa y daba la bienvenida a Sonsoles Ónega para que empezara su Ya es mediodía.
Ara Sonsoles ha fichado por Antena 3, por las tardes, compitiendo de cara con Ana Rosa y haciendo más audiencia que ella con Y ahora Sonsoles, que dura una hora menos que TardeAR (el programa de Antena 3 se emite de lunes a viernes de seis a ocho de la tarde y el de Telecinco, de cinco a ocho). Y en Antena 3 siempre están un pelín por encima de Telecinco. Sin ir más lejos, este jueves, un 10% para TardeAR y un 11,7% para Y ahora Sonsoles. Y no solo Quintana tiene que ver y soportar cómo su rival siempre hace más audiencia que ella, sino que ahora también ha comprobado cómo incluso, quiere meterse dentro de su propio programa. De manera literal. Una AR que ha estallado porque en pleno directo, en medio de una conexión con una reportera de su programa, ha entrado en imagen un invitado inesperado.
Conecta Ana Rosa con Sax, localidad de Alicante donde ha escandalizado el caso de un tipo abyecto, el jefe de una empresa, que ha instalado 30 cámaras ocultas para grabar a sus trabajadoras en los momentos íntimos. Hasta allí se ha desplazado un equipo para hablar con algunas de estas afectadas. La presentadora da paso a su compañera reportera, al lado de algunas de estas trabajadoras, y la periodista empieza a poner en contexto antes de charlar con las afectadas. Justo cuando el compañero cámara las coge en el mismo plano a todas, reportera y entrevistadas, se ve a la izquierda alguien más, otro periodista con un micro, un micro naranja con una 'S' de Sonsoles, que va diciéndole alguna cosa a la chica que tiene a su lado, como indicándole hacia donde tiene que mirar cuando conecten con él. Y es que por mucho que a Ana Rosa le parezca indignante, en la competencia también han pensado en esta conexión, y ellos dirán que también estaban haciendo su trabajo.
Ana Rosa lo ve y se pone hecha una furia. Fastidiada e indignada, detiene a su compañera y desembucha: "Perdona Carolina, disculpadme un momento: hay un compañero ahí que es de otra cadena, le ruego que se salga del plano porque esto yo no lo he visto nunca en mi vida. Estamos entrevistando a unas personas, si se quiere hacer famoso está bien", dice con ironía, "pero me parece que hay determinadas actitudes y determinadas prácticas que, en serio, yo no lo he visto en todos los años de mi carrera... No todo vale, compañeros, ¿eh? No todo vale", dice visiblemente moscatel.
Como ven, el comentario se le ha girado en su contra. Ana Rosa, escaldada.