España se rompe y los salvadores de la patria sacan la caballería y los tanques. También en las cadenas de televisión, con un Telecinco que quiere convertirse en la gran voz del sector más duro y radical. A hacer puñetas el código ético de Mediaset, aquella excusa barata para fulminar 'Sálvame' y acabar con cualquier vestigio de progresismo en su parrilla. Ana Rosa Quintana, la reina caída del entretenimiento blanco, familiar y libre de ideologías, ha dado un puñetazo en la mesa y se ha lanzado de cabeza con tirabuzón contra los enemigos de la nación. Mesa monográfica de "debate" para abrir el moribundo 'TardeAR'. Como en los viejos tiempos.
Una mesa triste, eso sí. Eso era un desierto. La acompañaban su segunda Beatriz Archidona, la pepera Cristina Cifuentes, el periodista Alberto Sotillos (haciendo el papel del primo de la partida de póquer) y un Xavier Sardà desorientado, en constante lucha, lealtad a su ama o a sus ideales. Complicado papelón el del catalán, un día el más hater del PSOE, del independentismo, de la amnistía o el traspaso de Rodalies, y hoy recogiendo cable. Quizás alguna llamadita recordándole favores del pasado, vete a saber. El caso es que Sardà es una caricatura. Sabe mal, pero es así. Por cierto: ¿dónde estaba Mario Vaquerizo? Por un día que podía decir cosas bien fachas y frívolas... y falla. Desastroso.
Ana Rosa ha empezado la semana muy crecida. Las manifestaciones de la derecha extrema y la extrema derecha son históricas para ella, nunca se ha visto una concentración así desde el discurso de Martin Luther King. Millones y millones y millones de españoles de bien han tomado las calles y no los harán callar. Han despertado a la bestia, qué miedo, mamá. El tono y los argumentos, nauseabundos. Un clásico. Curiosa crónica la que hace de la mani de Madrid: "Como periodista, me pasé por la manifestación y no oí un grito contra Cataluña, sí contra Puigdemont". O lo ha soñado o se equivocó de protesta. Todo podría ser. "Esto no hay nadie que le pueda quitar importancia ¿Pedro Sánchez va a escuchar a la calle?" Un recordatorio, Quintana: Sánchez te escuchó y te respondió en tu plató. Y te destruyó. Pero la memoria es selectiva, como con las amnistías fiscales y otras historias.
La red echa humo con la homilía anarosil y la pone en su sitio. Los comentarios no dejan de inundar las plataformas. Puede pensar lo que quiera, pero tomar el pelo al personal ya no. Nunca más. Está muy vista. Y apesta a naftalina.