La maquinaria de 'Sálvame' es insaciable. Cada tarde necesita de más combustible y polémicas para seguir girando a toda velocidad. Y encontrarlo es una tarea titánica. Cuando menos, grandes bombas mediáticas como la de Rocío Carrasco o el enfrentamiento en la familia Pantoja. Un hallazgo excepcional y que llena miles de horas de emisión, de conflictos, programas y fichajes. Al pasar el tsunami, sin embargo, la redacción vuelve a la travesía por el desierto. Y se tiene que buscar bajo las piedras para mantener enganchados a los fieles. El último recurso es el de abrir lo que, coloquialmente, se conoce como 'el baúl de los recuerdos'. Otros lo llaman como el cajón de la porquería. En el programa de Jorge Javier Vázquez le dicen "el cajón de los secretos": material caducadísimo pero con potencia para encender una mecha y esperar el resultado: quizás una una bombita, una petardo o un cartucho de dinamita, según la suerte de aquel día. La mayoría son un fiasco, pero algunas estallan y la lían gorda.
Como lo que le acaba de pasar a Anabel Pantoja: la sobrina y gran aliada de la cantante, distanciada de su primo Kiko Rivera por la guerra familiar, ha visto cómo le sacaban un vídeo que insinúa una conducta muy fea y peligrosa: haber favorecido y callado los problemas de adicción de Kiko, formando parte del grupo con el que salía de fiesta y, no precisamente para tomar un refresco y una bollo en el banco de la plaza. Una acusación que la saca de quicio, ya que siempre ha mantenido que no tenía ni idea de las aficiones del disc-jockey.
El programa ha levantado el teléfono y ha contactado con un paparazzi que acumula porquería a toneladas. Pablo González ha sido uno de los fotoperiodistas del corazón que seguían a Kiko por todas partes durante años. Una relación que era de ida y vuelta: en más de una ocasión pactaron montajes y declaraciones falsas, aparte de ser conocedores de su estilo de vida. Un ser de moral discutible, sí, pero que jugaba al mismo juego que los protagonistas de las revistas, con el único objetivo de enriquecerse. El tal Pablo ha ido avisando durante años de que tenía una pieza audiovisual que desmontaría la versión del Anabel, y ha llegado el día. Una grabación de noche, en el barrio de Triana de Sevilla y en el exterior de un bar o una discoteca, todos juntos.
Eran los peores años de desenfreno de Rivera: por lo tanto, se supone que aquella noche también consumió. Además, junto a una Anabel de 22 años que al descubrir la presencia de la prensa se enfrenta al paparazzi insultándolo. La proyección de las imágenes ha enfurecido a Pantoja, que se ha marchado de plató y se ha encerrado en el lavabo. Pero alguien le iba chivando lo que se decía. Total, que ha vuelto con una amenaza: "¡Cómo sigas acusándome vamos a vernos en los juzgados! ¡Ya te están grabando!". También ha hecho una de sus especialidades: cargar contra el programa que le paga el sueldo. La cosa ha acabado con la influencer andaluza llorando y repitiendo "no quiero que se hable de él", refiriéndose a su primo. El enésimo drama provocado única y exclusivamente por el espacio que tanto detesta. Un desbarajuste.
Anabel vuelve a repetir las mismas experiencias que la hicieron abandonar el programa ahora hace unos meses. La entrada de su chico Omar en 'Supervivientes' y la fuerza del tema Carrasco le hicieron cambiar de idea. Una elección fatal. Debe ser que le pagan muy bien, porque si no, no se entiende absolutamente nada.