23 años es la edad de una de las criaturas de las que más se ha hablado en la prensa rosa española. Andrea Janeiro, la hija de Belén Esteban y Jesulín de Ubrique. Sin embargo, se sabe más bien poco de su vida, un hecho curioso teniendo su sangre y apellidos. La razón, que detesta el mundo del colorín. El negocio que ha llenado los bolsillos de sus progenitores, pero que no tiene suficiente pasta para comprar su voluntad. Y esta es no participar del circo. Ser una persona normal, como lo que era la propia Belén antes de saltar del barrio de San Blas a las revistas y los programas de televisión. Bien, hay diferencias notables: la madre no tuvo las posibilidades de la hija; la hija, eso sí, se lo ha trabajado más que la madre. Al menos estudiando y preparándose. Aquella niña, Andreita, se ha destapado como una currante.
Andrea podría haber hecho como su hermana Julia, hija de la archienemiga María José Campanario, y aprovechar la cuenta corriente de los papis para permitirse una vida de lujo sin pegar un palo al agua. Dedicarse a exhibirse en redes como una supuesta influencer, que en realidad no hace mucho más que enseñar bolsos caros, operaciones, zapatos, looks, etcétera, sufragado todo por| Ambiciones. La hermana mayor se marchó a estudiar a Inglaterra, a la Universidad de Westminster. Allí acabó un grado en radio y producción digital con matrícula de Honor, muy crack. Ha pasado unos cuantos años en el Reino Unido desarrollándose como profesional y como persona: fue entonces cuándo conoció a su chico, Daniel Wozza. Belén, que tiene cuartos, le pagaba los estudios; no así su padre, que pasa de todo y solo saca la cartera con la Juls. Afortunadamente no necesita el apoyo económico paterno, con Esteban le sobra. Ahora bien, Andrea siempre ha querido ser independiente y autosuficiente: por eso daba clases particulares de francés, inglés y español.
Andrea Janeiro vive en EE.UU. y trabaja como periodista: su gran triunfo
El mundo de los medios audiovisuales y las redes sociales siempre han interesado a Andrea, a pesar de la aversión que siente por el tipo de televisión que hace su madre. Al finalizar los estudios hizo prácticas en la emisora Los 40 Principales. Incluso formó parte de 'Sálvame' y de otros programas de 'La Fábrica de la Tele' durante el confinamiento: hacía de operadora de cámara en la casa de Paracuellos durante las conexiones. Una presencia invisible, pero todo el mundo lo sabía. El gran salto, sin embargo, ha llegado hace unos meses, con el cambio de Inglaterra por los EE.UU. El sueño americano de Andreita. Primero en Nueva York, como becaria de producción en una cadena de radio, y ahora instalada en California. Allí ha hecho de anfitriona de su madre y su marido, Miguel Marcos, que la han visitado para celebrar sus éxitos.
Orgullo de madre: Belén Esteban visita a Andreita en Los Ángeles
Janeiro trabaja de periodista y tiene un espacio de entrevistas en la Costa Oeste, uno de los primeros triunfos de su carrera. 'Lecturas' explica este detalle en una exclusiva basada en las fotos de Belén en Los Ángeles, donde ha hecho turismo sin descanso. Malibú, Rodeo Drive en Beverly Hills, el Pacific Park de Santa Mònica, Venice Beach... los clásicos. Esteban ha recuperado la sonrisa a muchos kilómetros de Madrid, olvidando los problemas que hay en Mediaset y las secuelas de su fractura y lesión. Incluso la leemos demasiado excitada, algo infantil: que si ha visto la casa de Hanna Montana, que si Julia Roberts en Pretty Woman... será la felicidad. La que le produce su hija, con la que también trabaja: la joven es la encargada de llevarle las redes de 'Sabores de la Esteban', la línea de productos alimenticios con el sello de la estrella de Telecinco. No para.
De acuerdo, que sí. Andrea es una privilegiada, pero de las que trabajan. Felicidades.