La flamante concejala de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, la "ex"barcelonesa Andrea Levy, ha tardado muy poco en hacerse notar en la "capital del reino". Lo ha hecho, curiosamente, desapareciendo. Lo que comumente se entiende como "hacer un Houdini", es decir, desvanecerse. Bien mirado, más que una evasión sutil por arte de magia, lo que hizo Andrea fue despedirse "a la francesa" durante su estreno como responsable de cultura madrileña, acudiendo a la inauguración de la exposición dedicada a Velázquez, Rembrandt y Vermee en el Museo del Prado. Una muestra de primera categoría y que contó con la presencia del rey Felip VI. Todo muy goloso para Andrea, ¿verdad? Pues no. Levy montó "uno pollo" y se marchó sin saludar al monarca, ya que no estaba de acuerdo con el protocolo de la cita, que le había reservado una posición discreta entre las autoridades.
La concejala "por obra y gracia" de VOX no quiso ser menos que el ministro de Cultura José Guirao, o que el director de la pinacoteca, Miquel Falomir, autoridades que sí tenían el visto bueno para acompañar al jefe del Estado. La popular tenía que esperar dentro del museo, quedando fuera de la línea de saludos regios, y se rebeló contra la organización. ¿Cómo? Marchándose de mala manera del museo y dejando a todo el mundo plantado (y boquiabierto).
Un estreno muy llamativo y que sirve como carta de presentación oficial de lo que les espera a los madrileños durante los próximos cuatro años. Bien, a los madrileños y a las autoridades que no colmen sus ansias de notoriedad. Más que una concejala, parece una marquesa. La marquesa del "porque yo lo valgo". Que tomen nota en la Casa Real.