La Comunidad de Madrid ha celebrado el 2 de mayo a lo grande, es decir, con pollo mayúsculo. Isabel Díaz Ayuso ha convertido a la jefa de protocolo de su gabinete en portera de discoteca y ha apartado de mala manera al ministro socialista Félix Bolaños, que quería subir al escenario de autoridades a pesar de que no lo habían invitado oficialmente. Una escena propia de una taberna a las 4 de la madrugada, pero no: esto es Madriz, esto es la libertaz que está viniendo de la casa de la gaviota. Estamos avisados.
Aparte de este espectáculo lamentable, la jornada ha tenido otros actos protocolarios como la imposición de las Medallas de Honor de la Comunidad. Una ceremonia que no ha tenido el alboroto de aquel esperpento de Ayuso y Nacho Cano, con el compositor arrodillado haciendo el papelón de su vida. Después entendimos porqué de tanto peloteo; el gobierno Ayuso era un gran mecenas del creador de Mecano. Había que devolver favores, de hacer campaña, de exaltar a la heroína del españolismo. Este año el galardonado era un actor muy veterano, Andrés Pajares. Un mito del destape, de las películas con Fernando Esteso, y que incluso ganó un Goya por 'Ay, Carmela.'
Andrés Pajares recibe la Medalla de Madrid con 83 años
Pajares, sin embargo, es mucho más que un actor muy conocido de la década de los 70, 80 y 90. A él no le gusta nada recordarlo, pero principalmente y durante muchos años ha sido un personaje habitual de la crónica rosa, con episodios muy pasados de vueltas. Sus relaciones amorosas y matrimoniales, sus hijos y más de una salida de tono considerable forman parte de una biografía de la que huye, pero está allí, en la hemeroteca. Fue muy meticuloso en la elaboración de la serie documental 'Pajares y CIA' de Atresmedia; esta vertiente frívola y escandalosa fue tratada de puntillas por exigencia de Andrés, que no quiere rollos ni guerras. Está muy tranquilo en su casa con su tercera esposa, y solo sale de casa si hay algún homenaje. Poco más.
Andrés Burguera, el hijo díscolo de Pajares, reaparece muy cambiado con 56 años
Precisamente lo que le ha brindado la Comunidad madrileña, un acto en lo que hemos vuelto a ver a uno de sus hijos más díscolos: Andrés Burguera. Los más talluditos recordamos sus intervenciones en el Crónicas Marcianas de Sardà, las peleas y vergüenzas familiares expuestas ante toda la audiencia. Quería ser actor, pero jamás acabó de cuajar. Por eso acabó cambiando de profesión pasando a ser tripulante de cabina de una aerolínea. La relación con el padre siempre fue tirante tirando a mala, pero todo eso ha cambiado y ahora no se separa de su padre. Por eso era uno de los familiares invitados a la ceremonia. Eso sí, hemos tenido que mirar dos veces la grabación de Europa Press, qué cambio. Tiene 56 años y empieza a notarse en su aspecto, abonado de siempre al estilo de play-boy crápula. Comparen y verán.
La pregunta es: ¿qué habrá hecho Mari Cielo Pajares, la otra y peculiar hija de Andrés? Historia del cotilleo, sin dudas.