Los que hemos tenido la suerte de conocer, trabajar con él y compartir algunas cenas, cafés y charlas con él sabemos que no sólo es una persona divertidísima explicando anécdotas propias vividas, sino que tampoco ahorra detalles y va siempre con la sinceridad por delante. Àngel Llàcer es una de las personas con más talento que tenemos en Catalunya. El actor y director teatral, también colaborador televisivo, es un monstruo delante de la pantalla y encima o detrás de los escenarios. Currante hasta decir basta, no entiende el talento sin que vaya acompañado de horas y horas de trabajo. Ángel, además, tiene una cosa que no tienen muchos otros: sabe captar a las personas sólo verlas. Y ya se pueden imaginar la gran cantidad de personas que ha conocido a lo largo de su vida por motivos personales o profesionales.
Ángel capta a las personas por cómo son... o por el coche que tienen. Semanalmente colabora con Laura Rosel en El matí de Catalunya Ràdio, y este martes ha tenido una conversación deliciosa e hilarante con la periodista, y con su buen amigo Ricard Ustrell, hablando, primero, de coches. Y nos ha quedado claro que si tenéis un Peugeot, mejor no os acerquéis a Ángel cuando esté conduciendo, porque no lo soporta: "He venido en coche a Barcelona y sólo me encuentro Peugeots. Y cuando me encuentro un Peugeot, yo ya me enfado, porque los conductores de los Peugeots no están bien. Saliendo de casa ya me ha tocado delante una pijita leeenta con un Peugeot, y yo: '¡Hostia!'. Llego a Barcelona y otro, un imbécil con un Peugeot que iba conduciendo como provocando. Si tenéis un novio o un pretendiente que tiene un Peugeot... repiénsatelo!".
Llàcer sabe, por el coche que tienen, cómo son las personas que lo conducen. Al igual que sabe, sólo de ver a un hombre por primera vez, como es el tamaño, forma y medida de lo que tienen entre las piernas: "Coche descapotable... tita pequeña. En cuanto veo a una persona sé cómo tiene la tita". La tita o el tema higiénico. A menudo sube a coches que tienen dos dedos de suciedad desde hace tiempo y siempre oye decir "es hoy que lo tengo sucio". Como dice el dicho: Mira cómo tienes el coche y te diré quién eres. Hablando de limpieza, Ángel tiene claro que "hay gente sucia. Es como las sábanas". Y revela un hábito sorprendente "que hago mucho cuando voy a casa de las personas: cuando yo ya veo que son un poco sucios, me escapo y me voy a su habitación"... Laura Rosel se empieza a escandalizar: "¿¿Qué dices??".
¿Y qué hace, cuando está dentro de las habitaciones ajenas de la gente que conoce?: "Huelo la almohada donde duermen". Y Rosel: "¡No puede ser verdad! ¡Ay, qué asco!", dice mientras se parte de risa. Y él sigue con la confesión: "Hay personas que conocéis que yo he ido a su casa, que yo he olido aquel cojín y aquel cojín apesta a sucio. Y yo creo que eso viene de la cuna sucia, porque sus padres los tenían sucios en las cunas, y entonces, se hacen adultos y reconocen sus guaridas en una cosa sucia, y necesitan las sábanas sucias para sentirse en el cubil. Aquellos olores, aquellos cojines... no hombre no, aquello es un horror".
Ya lo saben: si alguna vez invitan a Ángel a casa, no se preocupen por qué hacer de comer: de lo que han de estar preocupados sí o sí el día antes es de hacer colada de almohadas.