Últimamente Àngels Barceló está especialmente desbocada cargando contra el procés. Hace tiempo que ha quedado claro qué piensa, pero los últimos días está especialmente beligerante. Siete días atrás, consideró que "el procés no dá más de sí: líderes políticos encarcelados, líderes huidos abandonados en el gallinero del Europarlamento, una Generalitat paralizada y al servicio de la propaganda y un Parlament catalán que ya no puede hacer más el ridículo comandado por los reyes de la mentira. Es difícil estirar más esta historia. Pero Quim Torra, movido con el mando a distancia de Waterloo, quiere morir matando".
Era de esperar, pues, que una visita como la del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al president de la Generalitat, Quim Torra, sería vista con desdén por la periodista catalana. Y así ha sido. La reunión para plantar las bases de la mesa de diálogo ha sido lo que más o menos, todo el mundo esperaba. También los mismos protagonistas. Sánchez ha ido a la reunión forzado por las circunstancias y ha salido como se preveía, sin asumir ninguna petición de Torra, como un referéndum de independencia, reconocer el derecho a la autodeterminación o asumir una amnistía para los presos políticos. El presidente catalán, al valorar el encuentro, ha lamentado desconocer todavía la propuesta de Sánchez: "Hablamos muchos de gestos, pero nosotros lo que queremos son soluciones".
"Pedro Sánchez intenta normalizar la reunión con quien busca el choque frontal con el Estado con una ronda de entrevistas con representantes de otras instituciones catalanas. Es cierto que es un rodeo para llegar a la reunión con Torra pero también es cierto que el resto de encuentros le permitirán al presidente del gobierno tomar el pulso de otra Cataluña que también existe y a la que Quim Torra ignora, y además manda el mensaje de que Cataluña es algo más que un gobierno y un procés agonizante". Ha sido la reflexión matinal de Barceló sólo empezar Hor por hoy en la Cadena SER.
Había más: "El presidente del Gobierno no tiene nada que ganar con el encuentro, solo la escenificación de su voluntad de diálogo y en cambio quien seguro que no va a perder va a ser su interlocutor, Quim Torra, pendiente de inhabilitación, que va a convertir la reunión en un nuevo acto de campaña. Y Esquerra, promotor de la iniciativa, lo estará mirando por la tele y sin poder sacar ningún rédito político. Uno más de los muchos despropósitos del procés".