El pasado viernes, como ya saben, tuvo lugar la despedida de un programa que ha estado 14 años en antena, cada tarde, en Telecinco. Hablamos, evidentemente, del final de Sálvame. Hubo una hoguera donde quemaron los recuerdos del programa, hubo muchos llantos, como era de esperar, muchas lágrimas por parte de los colaboradores, especialmente Belén Esteban, muchos vídeos de homenaje, por ejemplo, a Jorge Javier Vázquez, que no estuvo presente, e invitaron a muchísima gente que ha formado parte del programa durante estos años, colaboradores, presentadores y reporteros. Pero fue curioso, por decirlo suavemente, cómo pasaron olímpicamente de Paz Padilla. A pesar de ser una de las presentadoras que más veces sustituyó a Jorge Javier cuando él no estaba, salió de malas maneras, partiendo peras con La fábrica de la tele y acabando como el rosario de la aurora. Y el viernes, día de su adiós, no tuvieron ningún recordatorio explícito hacia ella. De hecho, el momento donde salió su nombre fue esta humillación sarcástica por parte de Kiko Hernández.

¿Dónde estaba Paz Padilla el mismo día que el plató de Sálvame se llenaba de lágrimas? A kilómetros de distancia. En el paraíso. Celebrando la fiesta de San Juan y los preparativos de la fiesta nocturna en la masía que tienen en Girona, Can Miquelet. Un lugar| idílico con poca cobertura, en plena naturaleza y bien acompañada de su hija, a la que adora, Anna Ferrer, y de su yerno Mario, así como unos cuantos amigos, tal y como han informado en Vanitatis. "Estos días aquí celebrando San Juan con familia y amigos me han hecho taaaaaaan feliz”, empezaba diciendo Anna Ferrer.

Anna Ferrer y Paz Padilla

Después del encuentro familiar, cada uno volaba hacia diferentes destinos. Ella hacia Barcelona, para coger un vuelo hacia Ibiza al lado de otras influencers como Alba Díaz, Violeta Mangriñán o María Fernández-Rubíes. Su novio Mario, hacia Madrid. Y mientras esperaba para subir al avión ha compartido con sus seguidores en redes la desazón que ella y su familia vivieron el pasado sábado, después de la celebración de la noche de San Juan, un susto mayúsculo que hizo que "Casi nos desalojan de casa". ¿Por qué? Porque cerca de donde tienen ellos la masía hubo un incendio. A pesar de que "No nos pasó nada al final, final feliz, pero lo pasamos fatal".

 

Susto mayúsculo

La joven da más detalles de que pasó: “El caso es que estábamos tranquilamente en la piscina cuando dice Laia (una amiga): 'Oye, aquí sale como un humo raro'. La gente no le estaba haciendo ni puñetero caso, y cada vez más humo, un humo negro”. Su madre Paz Padilla llamó a la policía, mientras iban viendo la presencia de helicópteros y aviones "de los que llevan agua", y todo se iba llenando de humo y cenizas: "aparece la policía en casa y nos dice que sí, que puede ser que nos tengan que desalojar, que si pasara esto y aparecen los bomberos hay que irse corriendo, y que dejáramos todo lo que nos teníamos que llevar y las maletas ya en el maletero del coche y a los perros atados. Estuvimos superprevenidos con todo hasta que ya vimos que iba pasando y que cada vez había menos humo y que estaban controlando el incendio. Volvió la policía, vino hasta el alcalde”. Una experiencia que no olvidará, aunque afortunadamente no lamentaron males mayores: “Imagínate qué situación tan horrible y lo que se prevé con toda la sequía este año. Total, que al final no pasó nada, deshicimos las maletas y seguimos con el día, pero fue un susto muy grande".