La muerte por suicidio del chef norteamericano Anthony Bourdain ha dejado al mundo de la gastronomía en estado de shock. Desde que ayer se supo el deceso del cocinero más mediático del mundo en un hotel de Francia, son muchas las muestras de pésame y pena que se han producido las últimas 24 horas.
Mientras todavía averiguen las causas que le habrían llevado a ahorcarse en Francia, donde estaba rodando material para su programa en la CNN, continúa la sorpresa y la incredulidad por saber qué habría provocado su decisión. Aparentemente, Bourdain ya había dejado atrás un pasado turbio donde flirteó en más de una ocasión con drogas como la heroína. Sentimentalmente, su vida pasaba por un momento excelente al lado de la directora y actriz Asia Argento, con quien había estado hace mucho pocos días en Florencia. La intérprete de XXX estaba desolada y ha pedido privacidad en un mensaje en las redes:
"Anthony dio lo mejor de él mismo en todo lo que hizo. Su espíritu brillante y valiente inspiró a muchas personas y su generosidad no conocía límites. Era mi roca, mi protector. Estoy más que destrozada. Mis pensamientos están con su familia. Os pediría que tuviérais respeto por su privacidad y la mía", escribía Argento en Tweeter.
El ex presidente norteamericano, Barack Obama, que compartió una comida televisiva en la ciudad de Hanoi, y que era buen amigo del chef, quería recordar así, precisamente a Bourdain: "Silla de plástico, baratos, pero deliciosos fideos, cerveza helada. Así recordaré a Tony".
Prestigiosos chef de todo el mundo, como Jamie Oliver o Pepe Rodríguez, de Masterchef, también le rendían un último homenaje:
En una entrevista con la revista People en febrero, Bourdain reveló que aunque había pensado en el suicidio en diferentes ocasiones, sentia cierta "responsabilidad" de "intentar vivir" después del nacimiento de su hija Ariane ahora hace 11 años.