El dueño de Inditex, Amancio Ortega, vuelve a ocupar portadas y recibir innumerables loas por una costumbre que el gallego ha adquirido durante los últimos años: Las donaciones millonarias. El último acto de filantropía de Ortega está en todas partes: 90 millones para la construcción de siete residencias para las personas mayores en su tierra natal. Antes fueron una lluvia de millones para la sanidad pública, o un millón de máquinas de coser en Bangladés. Motivos más que suficientes para la práctica beatificación del magnate de Arteixo. Especialmente, desde el sector conservador y de derechas español. No pasa lo mismo en la izquierda, que no comulga con el aplauso general por esta práctica. Más pagar impuestos y menos 'regalar' dinero, más ofrecer condiciones laborales dignas y menos maniobras de marketing. Hay debate, es evidente. Un debate al que se ha añadido el siempre ácido y punzante Antón Losada, gallego como el del imperio textil. Y así, como quién no quiere la cosa, el profesor ha hecho números. Y lo tiene claro: "Aún debe dinero"

Losada ha compartido uno de sus famosos vídeos donde, en 40 segundos, hace estallar el cerebro de muchos fans del empresario: "Según mis cuentas, Amancio Ortega aún nos debe 150 millones de euros". Def con dos. Twitter empezaba a inflamarse con la calculadora de Antón, que estima que los tributos de Ortega son mucho menores que los que pagamos la mayoría de los mortales. "El año pasado, ingresó 1.600 millones en dividendos. Pagó un 5%, unos 80. Si pagará como usted o yo, deberían ser unos 320". 80 pagados y 90 donados hacen 170. Todavía quedan 150. Pecatta minuta, ¿verdad? Así parece haber sido para un buen grupo de haters de Losada, a quien ha faltado poco para quemarlo en la hoguera. Pero Losada no está solo.

Amancio Ortega Gtres

Anton Losada pensativo @antonlosada

Sin entrar al detalle de los números, alguna cosa tendrán de cierto si el punto de vista de Losada ha alarmado tanto a los seguidores del empresario. Amancio es como la bandera: Un símbolo intocable. Un padre de la patria. Y un tio gilito de bolsillos generosos.