A Antonio Banderas parece que sólo le gusta una bandera: la española. Vean el lacito con que ha recibido el Premio Nacional de Cinematografía en el Festival de San Sebastián de la mano del ministro de Cultura. Íñigo Méndez de Vigo no podía estar más satisfecho. Banderas ha hablado de Catalunya, y mucho. "La situación en Cataluña se parece a una película de Berlanga" o "lo de Cataluña se ha convertido en un animal extraño, difícil de observar". Como alguna de sus películas.

El protagonista de "Entrevista cono el vampiro" no ha tenido problemas en mostrarse orgulloso de que el premio que ha recibido del gobierno del PP incluya la palabra "nacional" (de la nación española, se entiende). Ha dicho que este adjetivo es "la clave de que lo premio suene serio, contundente e institucional". Y bien pagado: 30 mil euros de los contribuyentes que irán al bolsillo del malagueño y de allí a la Escuela de Teatro de Málaga por decisión altruista del actor.

Sobre si el referéndum es o no democrático, el gato de Shrek advierte: "votar es importante pero no es lo único (...) alguien podría plantear votaciones ridículas, como eliminar a los que no son de nuestra raza, y alguien lo llamaría democracia". Otra vez el paralelismo entre independentismo y racismo. Banderas corría a besarse con la que quiere convertirse en su tercera esposa: Nicole. Banderas dejó de amar a sus dos primeras mujeres y no tuvo problemas con decirles "adiós". Pero cuando habla de España ya es otro cantar.

Méndez de Vigo lo abrazaba casi más románticamente que Nicole. Parecía que estaba a punto de decirle: "¡Átame"!.