Antonio Baños no vive en Barcelona. Pero por motivos profesionales y personales, a menudo baja a la ciudad y pasa un rato. Pero cada vez será más complicado volver a verle en la capital catalana, a juzgar por uno de sus últimos comentarios en la red.
Que Barcelona ha cambiado los últimos años no es ningún secreto. Que ahora la cara que tiene la ciudad, después de numerosos lavados de imagen y decisiones peculiares, a menudo deja descolocados a sus ciudadanos, es una certeza. Y no lo decimos sólo por las zonas donde el ayuntamiento de Colau ha ido pintando rayas de color amarillo para pasear, que no se saben exactamente si forman parte de un parque infantil, de una zona peatonal, de un trazado de motocross o de unas señales de tráfico de prohibido estacionar. Barcelona, de un tiempo a esta parte, se ha convertido en un paraíso para los amantes del patinete. Amantes del patinete que ahora tienen un look muy concreto, según Baños: mucha barba larga, mucha gafa de pasta, mucha camisa con el botón hasta arriba. Barcelona, tierra de hipsters.
Baños lamenta el cuadro que se ha encontrado en la última visita a la ciudad y emplaza al resto de peatones a no ir ni por todo el oro del mundo.
Después de su comentario se ha generado un encendido debate en redes. Muchos le preguntan cómo se encuentra, otros le dicen que todavía suerte que no ha ido a zonas como la Barceloneta o el Poble Nou, y él responde que ha tenido suficiente con la zona del Arco de Triunfo y Via Laietana.
Queda claro dónde no encontraremos a Baños el día que se pierda.