Juan Antonio González Pacheco, el policía español conocido con el sobrenombre de Billy el Niño, ha muerto este jueves por coronavirus a la edad de 73 años. Acusado de cientos de torturas a la disidencia política durante el franquismo, el exinspector disfrutaba de condecoraciones y mejoras vitalicias de un sueldo público que ha cobrado hasta el último día. Oficialmente era un agradecimiento a los servicios prestados. Nunca fue juzgado por los horrores a los cuales sometió a sus víctimas. Incluso se vio favorecido por la decisión de la Audiencia Nacional de no entregarlo en Argentina cuándo la justicia de aquel país solicitó juzgarlo por los crímenes de la dictadura. Ahora que ya está muerto, El País asegura que el Gobierno tenía un plan para acabar con esta infamia y retirarle los honores. Una reparación a las víctimas que llega tarde. Demasiado. Y que ha hecho estallar de indignación a un montón de republicanos. Entre ellos el periodista Antonio Baños, que ha reaccionado con sorna a las supuestas intenciones del ejecutivo Sánchez.
Después de 45 años de la muerte de Franco y 38 años del primer gobierno socialista de Felipe González, El País revela ahora que el Ministerio del Interior hace meses que quería quitarle las medallas y los pluses de su pensión. Se hace difícil encontrar la manera de justificar que hayan esperado al 2020 para hacerlo. "Tenían un plan para retirarle las condecoraciones al torturador pero iban muy liados otorgando condecoraciones y pensiones de por vida a los violentos agresores del 1 de octubre y se les fue el “santo” al cielo", protesta Baños en redes sociales. Y es que el anuncio de la medida llega precisamente cuando se ha sabido que el Gobierno ha premiado a algunos de los agentes que agredieron a los votantes catalanes del 1-O.
Billy el Niño, ni santo ni al cielo. Sólo un criminal que nunca tuvo que rendir cuentas por sus siniestros delitos, protegido además por las estructuras del Estado. Si el paraíso realmente existe, un torturador no entrará en él.