La ultraderecha de Vox tiene la llave de la gobernabilidad en Andalucía y parece que eso se les ha subido a la cabeza. Si no salían lo suficiente en televisión antes de tener representación parlamentaria, ahora los tenemos día sí y día también en cualquier cadena explicando a la audiencia las bondades de su programa machista, homófobo y xenófobo. De hecho, el sobredimensionamiento de Vox en algunos medios puede haber sido uno de los motivos por los que el partido de extrema derecha ha llegado a las instituciones.
Los dirigentes de Vox se ven importantes y están creciditos. Hasta el punto que se atreven a denunciar a periodistas que les dejan en evidencia. Hace justo dos días, el partido de ultraderecha presentó una querella por injurias contra el periodista Antonio Maestre. ¿El motivo? Maestre acusa a Vox de complicidad en el caso de la chica asesinada Laura Luelmo, por su programa abiertamente misógino.
No han pasado ni cuarenta y ocho horas y Antonio Maestre y Javier Ortega Smith, número 2 de Vox, se han visto las caras en 'El programa de Ana Rosa'. El periodista ha obviado la denuncia del partido ultra contra él y se ha interesado por las declaraciones de Santiago Abascal, que dice que quiere eliminar los chiringuitos en Andalucía, entre los cuales cuentan Canal Sur, la televisión autonómica, a la que acusan de hacer "propaganda política".
“¿Los chiringuitos que ustedes quieren desmontar en Andalucía son similares a los de que vivía y de los que chupaba subvenciones su líder Abascal en la Comunidad de Madrid y por los que cobraba 90.000 euros al año sin ninguna función conocida?”. Un bofetón con la mano bien abierta que ha dejado impertérrito a Ortega Smith. El 2 de Vox se pone a la defensiva y ataca a Maestre por la querella que él mismo le ha impuesto: “Yo a los presuntos delincuentes como usted les contesto cuando estoy en sede judicial. Ya nos veremos ante los tribunales y no voy a aceptar que quien nos ha acusado de complicidad con un asesinato me haga preguntas en una entrevista. Así que no pienso contestar”.
Antonio Maestre ignora la burla del dirigente de ultraderecha e insiste en su pregunta, pero Ortega Smith se mantiene en un silencio largo e incómodo, que Joaquín Prat rompe para dar la palabra a la periodista Esther Palomera: “Mi compañero no es ningún presunto delincuente. No aceptar preguntar de los periodistas da idea del talante que tienen algunos de ustedes”. Palomera defiende a Maestre y él se lo agradece.
Los dirigentes de Vox pasean su macarrismo por los platós de televisión y no pasa nada. Es más, les da votos. Los mismos que siguen alimentando a la bestia serán los primeros en preguntarse, dentro de un tiempo, cómo es posible que la ultraderecha se haya extendido por todas partes.