El último invento de la cúpula de 'Sálvame' para intentar competir (y ganar) a 'Pasapalabra' no mejora los resultados del 'share', pero son un filón inagotable de porquerías de las que hablar durante semanas. 'Quiero dinero' pone a prueba a los colaboradores ofreciéndoles un premio de 5.000 euros diarios a cambio de responder 5 preguntas comprometidas. La guinda del pastel es una máquina que se llama 'Kopernica' y que viene a ser una Conchita, la poligrafista, con Inteligencia Artificial. Su misión, analizar las reacciones faciales del concursante y sentenciar si dice la verdad o miente al público. Es simple. Por allí han pasado Chelo García Cortés, Antonio David Flores y ahora el paparazzi Antonio Montero. Un Montero que ha revelado el sórdido chantaje que sufrió años atrás por parte del universo de la Casa Real después de hacer reportajes fotográficos similares al de Sofía en bikini o Juan Carlos tostando su culo en Mallorca.
Montero, tan de derechas, pro-vox y monárquico, se vio en la diana por hacer su trabajo periodístico. El mensaje fue claro: "te tenemos controlado". Unos desconocidos accedieron a su edificio y le dejaron un sobre en el buzón con otras instantáneas: unas en las que el protagonista era él cenando con una mujer que no era su esposa, la también periodista y paparazzi Marisa Martín Blázquez. Muy sutil todo. Antonio recordaba el episodio sin querer poner nombre y apellidos a los autores, confesando el problema familiar que le causó (estaba a punto de cometer una infidelidad) y revelando otros incidentes de espionaje con procedencia real, como una lista detallada de sus llamadas telefónicas, con nombres, apellidos y fotografías de sus familiares. Montero se sofocó respondiendo la cuestión, la máquina le dio la razón, pero lo realmente ridículo es lo que cobró por todo ello: 100€. Eso es un kleenex lleno de mocos para Juan Carlos, el rey de los billetes.
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Antonio Montero confiesa que alguien envió fotos comprometidas suyas a su mujer https://t.co/pT2JHJcxh0
— Sálvame Oficial (@salvameoficial) November 10, 2020
Parece que las borbonadas no se limitan a la corrupción y los escándalos: también a acosar a la profesión periodística. Por suerte, aquella era ha tocado a su fin.