Ola de rupturas sentimentales de parejas de famosos este agosto. Los divorcios acostumbran a llegar en septiembre, después de que los matrimonios hayan tenido que convivir las 24 horas del día durante todo un mes. Pero eso sirve para las parejas anónimas. Las de VIPS rompen cuando quieren. Sara Carbonero acaba de partir peras con el cantante Nacho Taboada. Ya sufrió un fuerte desengaño con el futbolista del Real Madrid Iker Casillas. Esta chica no tiene suerte con los hombres. Otro futbolista, Álvaro Morata, ha protagonizado la más sorprendente ruptura del verano. Él y la modelo italiana Alice Campello eran la pareja más glamourosa, romántica, guapa y aparentemente sólida de los famosos. Son espectacularmente fotogénicos y, sobre todo, tienen cuatro hijos pequeños, cuatro criaturas que parecen modelos de anuncio. La pareja es de las que aparecía en todas las fotos comiéndose a besos. Al final todo era postizo, frívolo. Eran una cosa en Instagram y otra a la vida. Como en todos los casos pero este ha sido chocante.
Los dos pactaron anunciar su ruptura sin atribuirla a la causa más común en las rupturas repentinas: una infidelidad. Con el eufemismo típico de prensa rosa "No ha habido terceras personas" quisieron cortar las sospechas que uno de los dos había sido infiel. Pero poco a poco el entorno de la pareja va dejando caer que la pareja no era tan idílica, que a puerta cerrada mantenían fuertes discusiones, que el carácter de la italiana es fuerte y el del futbolista, apocado. Ha reconocido haber estado en tratamiento psicológico a consecuencia de las fuertes críticas futbolísticas que recibe. El entorno de los dos reconoce que el origen de la separación es una app de citas, una aplicación específica que solo tienen personas famosas por poder mantener encuentros sexuales con otras personas famosas. Ahora se ha sabido que la pareja se conoció a través de una de estas app.
El problema es si uno de los dos, después de casarse, mantiene en activo esta aplicación. Este habría sido el origen de la ruptura. Alice Campello habría encontrado la app de citas de Morata. Por eso ella afirma que no hay terceras personas. No tiene constancia de un encuentro sexual concreto pero el mero hecho de mantener esta vía de escape la hizo romper la relación, por desconfianza. Como la pareja se conoció con una de estas aplicaciones de encuentros sexuales, que ellos aprovecharon para enamorarse, casarse y tener cuatro hijos, son conscientes de qué interés puede tener alguien a conservar la app: por si un día quiere mantener un encuentro sexual extramatrimonial. Lo que resulta incomprensible a ojos ajenos es que con cuatro criaturas tan pequeñas el matrimonio no haya intentado hacer terapia o reconciliarse antes de pasar todos juntos por este trauma.
La causa del divorcio no es una infidelidad, nadie ha confirmado que haya existido, sino la desconfianza y, sobre todo, la frivolidad. Está bien enamorarse después de conocerse en una aplicación pero el germen de la duda ya queda siempre: si mi pareja me conoció a través de una app, si la mantiene en activo es que busca otra pareja. Y solo esta duda ha hecho estallar a una familia de postal.