Hay una generación de humoristas del siglo pasado que afortunadamente han llegado a nuestros días sin pena ni gloria. Los chistes misóginos y homófobos que hacían algunos cómicos años atrás serían, por suerte, intolerables hoy en día. Es lo que les ha pasado a Josema Yuste y a Millán Salcedo de Martes y Trece, sin más lejos, que la Nochevieja de 1990 dieron la bienvenida al nuevo año con el tristemente famoso gag "Mi marido me pega".
Otro de estos humoristas malogrados es Arévalo. Después de pasar un montón de años de gira con Bertín Osborne por los teatros de España con obras como "Mellizos", al actor valenciano que se hizo famoso por sus "chistes de gangosos y mariquitas" ya no le escucha prácticamente nadie.
Su humor casposo, que triunfaba años atrás entre algunos sectores, provoca ahora la vergüenza ajena de un montón de personas. Las críticas por su machismo y su homofobia, una constante. Como los chistes de Arévalo ya son un bluf, el actor valenciano ha decidido que era el momento de dar un paso al frente para volver a estar en boca de todo el mundo. Primero lo intentó colaborando con Vox para llenar algunos de sus mítines. Pero nada de nada. Ahora, Arévalo babea con Cristina Pedroche presentando las Campanadas en Antena 3 y después explica que quiere recuperar a los fans perdidos y que para hacerlo empezará a vender camisetas con estampados de sus cintas de casete.
Pero en la red casi nadie lo soporta y un montón de personas se le han lanzado a la yugular.
Parece que la carrera de Arévalo en el mundo de la moda será bastante corta. Todavía no ha empezado y ya lo mandan a freír espárragos. ¿Vender camisetas para seguir despreciando a las mujeres y a los homosexuales? ¡No! Afortunadamente, ya casi nadie quiere saber nada de él y de su humor ridículo y ramplón. "Bete" a dormir.