No falla. Cuando alguien grita y se ofende porque le llaman machista u homófobo, y su respuesta es "tengo muchos amigos gays" o "siempre abro la puerta en las mujeres", es que estamos ante un machista y homófobo de la vieja escuela. Y el humorista Arévalo, por mucho que le pese, es uno de estos especímenes. No teníamos ningún tipo de dudas al respecto, pero su intervención en 'Viernes Deluxe', una opereta que no representarían ni en el teatro más roñoso y caduco de la Península, volvió a subrayar la naturaleza del individuo.
Francisco Rodríguez Iglesias, más conocido como el 'cuentachistes de mariquitas y gangosos' oficial del reino, volvió a disfrutar de unos minutitos de gloria televisiva, que hace siglos que no los tenía. Iba a un enfrentamiento contra su expareja, la cantante Malena Gracia, famosa en su tiempo por hacer shows inclasificables con Yola Berrocal, Sonia Monroy, etcétera. Los dos han partido peras y aprovecharon para explicarlo a toda España, preocupada que estaba por sus peripecias. Un desbarajuste desde el minuto 1: que "si entro a plató", que si "no entro", que si "mi representante", que si "el caché", que si "Benidorm"... Terrorífico. Malena lo acusaba de pesado y acaparador, él respondía acusándola de montajista y de haberle abandonado sin una explicación plausible. La conversación fue un bucle soporífero, salpicado con acusaciones de machismo y la respuesta airada del cómico, que argumenta que no lo es porque "voy al mercado y me hago la comida todos los días". Vaya, un abanderado del feminismo. Queremos una plaza, una calle o una estatua. Y la queremos ya.
El espectáculo, que hacía dormir a los espectadores, llegaba al punto culminante mientras Gracia explicaba las discusiones de la pareja. Una concreta: se marcharon a pasar un fin de semana a Gandía, pero no en plan de enamorados. Tenían 'carabina': un amigo "homosexual" de su novia con el que salió de fiesta "hasta las 5 de la mañana", qué tragedia. Su insistencia al remarcar la condición sexual de este tercero hacía oler la tostada. Gracia le advertía: y qué que sea gay?. Arévalo, que muchos confundieron por razones evidentes con el comisario Villarejo, estaba on fire: "no te permito que me llames homófobo. Soy un tío normal, conozco a muchos gays. Tengo dos primos que lo son". Ummmm. Sospechoso. Caminaba por la cuerda floja y se estrelló, despertando a la audiencia de golpe. Una, Pilar Eyre, que esperaba el simulacro de entrevista posterior a Josep Ferré. Las palabras mágicas fueron: "un hombre de verdad es el que no es gay". Bingooooo.
Hala, todo el 'chiringuito' al suelo. Sus esfuerzos por parecer moderno, abierto y tolerante, a hacer puñetas. Una frase calamitosa y venga, a dormir a la caverna de nuevo. Las redes lo trinchan. Y con razón.
Televisión de calidad, constelación de estrellas, visibilización y defensa de las mujeres y los colectivos LGTBI+... Telecinco vende mucho humo, pero no es más que eso: humo. Cuando desaparece volvemos a ver la caspa y la naftalina. Vaya temporada nos espera. Que vuelva Jorge Javier Vázquez, porque sin él esto (y con María Patiño al frente) no hay quien lo soporte.