No hay mejor cadena de televisión para protagonizar un programa que TV3. Los periodistas y presentadores del canal catalán por excelencia se han convertido en unos de los personajes más famosos de Catalunya. De hecho, estamos convencidos de que no hay ningún espectador de televisión catalana que no haya visto nunca la cara de Toni Cruanyes, Helena García Melero o Francesc Mauri. Eso es lo que tiene la cadena, que cada personaje que sale lo rompe. Los espectadores de TV3 cada vez que encienden la televisión pueden encontrar de todo: noticias, concursos, deportes... y, incluso, cocina. Cada tarde, después de comer, vemos como alguno de los cocineros de la cadena sorprende a los espectadores con un plato espectacular. A pesar de haber comido, siempre hacen coger hambre, mal momento para quien tiene que controlar la dieta. Unas de las recetas que más nos gustan son las que presenta Arnau Paris, con un pim-pam.

Arnau París / Instagram
Arnau Paris / Instagram

El cocinero llegó a la cadena después de brillar en su paso por 'Masterchef', ganando su novena edición. Su manera de cocinar, de expresarse, sus platos y su sonrisa han maravillado a toda la audiencia y se ha consolidado como uno de los presentadores favoritos. El chef es un crack y es fantástico escucharlo cuando habla en alguna entrevista. Sin embargo, Arnau no ha basado toda su vida en la cocina. Suponemos que en las comidas familiares debió hacer la comida él, por pasión, pero cuando era más joven trabajó en otros oficios que, obviamente, no le gustaban tanto como perderse en el olor de unos fogones. El chef trabajó de comercial de grifos por España y, a pesar de su talento para enamorar al oyente, fue rechazado en muchos casos para ser catalán. Es decir, fue una víctima de catalanofobia.

Arnau París / Instagram
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Arnau nunca ha querido esconder ni su pasado, ni estos casos que siempre ha denunciado en público. En una entrevista con 'Los teloneros' de RAC1, ha ampliado su experiencia y ha explicado a la audiencia una estrategia que le funcionaba cuando detectaba la mínima catalanofobia. "Yo iba por las Españas, por algunas zonas de España y me decían: 'catalán, empresa catalana. No te voy a comprar'". El plató se queda sorprendido y el chef no quiere ponerlos a todos en el mismo saco: "No todo el mundo, no todo el mundo, algunos clientes". Arnau, aparte de ser un cocinero espectacular, también es un comercial fantástico y desarrolló una estrategia: "Dije estoy hasta los cojones. Llevo 15 días dando vueltas por aquí y yo lo que quiero es vender y me hice con un calendario de la Guardia Civil, el escudo, la bandera española y me lo metí en la cartera". Entonces, cuando le decían alguna cosa de Catalunya actuaba de esta manera: "Un momento, que le dejo una tarjeta por si tiene alguna duda. Y abría hábilmente la cartera y, pam, caía el calendario".

Cuando los compradores veían el calendario reaccionaban sorprendidos: "Oh, pero, esto...". Arnau respondía como un comercial: "No... es de mi tío que está en el cuerpo... Soy catalán, pero de los buenos". Una vez había conseguido interpretar la escena perfectamente, el cocinero vendía como el que más. El plató se mea de risa, pero realmente la situación es muy triste. Arnau reconoce que vendió grifos gracias a la Guardia Civil y a Puigdemont con una estrategia espectacular. El chef de TV3 tiene gracia explicando, incluso, historias catalanófobas desagradables. Si vendía grifos de esta manera, es imposible que con todas las herramientas que tiene no nos convenza de cocinar sus platos de TV3. Menos mal, para él y para nosotros, que al final se conoció públicamente su talento por la cocina. Arnau Paris, exquisito, como siempre.