Cuando lo conocimos, vendía grifos. Pero la cocina llamó a su puerta. Primero, lo vimos en Masterchef, el talent culinario de TVE que ganó, seduciendo a Jordi Cruz, Pepe Rodríguez y Samantha Vallejo-Nájera, así como a los espectadores, con sus platos y su simpatía y "donde sacaste todo tu potencial comunicador, que es mucho", le dice la Melero cuándo este miércoles le ha entrevistado en el Tot es mou de TV3. De allí dio el salto justamente a Televisión de Catalunya, donde cada mediodía enamora a los espectadores catalanes con sus platos y sus consejos pim-pams marca de la casa en Cuines. Ahora, como toca todos los palos, ha escrito un libro, A foc lent. Hablamos de Arnau Paris, un tipo que cae bien, que cocina bien y que ahora ha demostrado que también escribe bien y que, cómo le ha dicho a Helena Garcia-Melero, "se llama 'A fuego lento', tú, que vas como un petardo permanente, pim-pam".



"Son los dos mundos de Arnau", dice él, "ahora la gente me identifica por el pim-pam, pero en el libro explico cómo se ha cocinado este cambio de vida, con 32 años, dejarlo todo y pasar a volcarme en el mundo de la cocina".
No solo explica este cambio de vida, sino también algunos momentos surrealistas que ha vivido. Por ejemplo, uno que ha dejado a Helena con los ojos como platos: "Explicas también tu experiencia... con las guerrillas colombianas...". "Es una parte del Arnau que me ha apetecido explicarla, porque todo eso que le ha pasado a Arnau, tiene sentido con lo que a día de hoy conocemos". Y explica las particularidades de aquella vivencia: "Yo estuve en un campamento de reincorporación de excombatientes de las FARC justo cuando habían dejado las armas. Estuve un mes conviviendo con ellos". ¿Cómo fue esta experiencia?: "Es una locura, el choque es muy bestia. Tengo audios, entrevistas que les hacía, en combate real. Eran gente que hacía dos meses llevaban un fusil colgado. Ellos habían aprendido a hacer la guerra".

Helena quiere saber si no tenía miedo. Y él: "Cuando fui, fui con un poco de recelo, pero desde dentro no tenía miedo, tenía una cierta seguridad, en el día a día a mí me transmitieron tranquilidad. Ya no había armas, a pesar de estar el ejército allí alrededor". "Increíble experiencia", dice la presentadora.

Incluso, experimentó qué se siente con un arma en la garganta: me hicieron alguna broma, para ellos era normal, pero para mí era: 'Ostras, ¿qué acaba de pasar aquí'?... Un cuchillo en la garganta, un día, me decían: 'Ahora estarías muerto'. Y yo, acojonado. Pero ellos hacían estas bromas". Y Helena: "Calla, calla, calla", imaginándoselo y poniéndose en su piel.