"Qué hijo de puta". Isabel Díaz Ayuso, en la tribuna de invitados del Congreso de los Diputados, soltaba este comentario durante la réplica de Pedro Sánchez a Alberto Núñez Feijóo. Y si no lo ha dicho, se parece mucho. Todo el mundo que veía la retransmisión de la primera sesión de investidura ha percibido lo mismo. La presidenta madrileña, líder de facto del PP, refunfuñaba esta expresión insultante y grosera después de la alusión del socialista a la acusación de corrupción de su hermano por el escándalo de las mascarillas de la Comunidad de Madrid durante la parte más angustiante de la pandemia. Casi 300.000€ por un material de extrema urgencia que se revendía por 6 veces más del precio de coste a la administración dirigida por su familiar. "Hijo de puta" es la respuesta de la máxima dirigente regional madrileña. La derecha extrema está dispuesta a atravesar todas las líneas. Y lo peor de todo, que ahora dirán que es mentira. Y que la culpa es de Sánchez, que va provocando. Marca de la casa.
La escena de la capo pepera, que levanta la mirada del teléfono móvil para dirigirle este gesto tan elegante, diplomático y de defensa de las esencias constitucionalistas (solo las que le gustan y le convienen, claro), es la imagen de la jornada. Minipunto y punto para el PP. Lo miras, y lo miras, y lo vuelves a mirar, y solo ves a la excommunity manager del perro de Esperanza Aguirre mentándole la madre. Y mira que Sánchez no ha sacado el tema de los ancianos en las residencias. Llega a pasar y saca adoquines del bolso, o peor: baja y hace un Margarita Seis Dedos ahí mismo, a lo Tejero. Oportunidad perdida para un espectáculo máximo, por otra parte.
Las reacciones al cameo de la supermegahater socialista y catalanófoba de manual no se han hecho esperar. Está colapsando las redes sociales, llenándola de incredulidad y repugnancia. También, evidentemente, de hilaridad. Porque por muy triste que sea la sociedad que proyecta Ayuso, su ideario y código de conducta, hay una evidencia de que es intrínseca en cada intervención: se habría ganado muy bien la vida como humorista. Es para morirse de risa. Asusta, pero te meas. Es un hit.
Rescataremos la respuesta de una conocidísima periodista catalana, con mucha mili en Madrid y en los platós de televisión de teles nacionales, pero que nunca ha escondido su sentimiento catalán, independentista y libre de ideologías tóxicas y pretéritas. Laura Fa lo define con precisión con dos palabras, "Ayuso style". El barro como forma de vida, como forma de entender la política y como norma para relacionarse. Abascal no es el coco, es un pardillo. Lo que es realmente peligroso es ver a una representante pública llamando "hijo de puta" en el Congreso. Retratada.