Cuando José María Aznar salió a escena, ya hace muchos años, se presentó en sociedad con un aspecto que daba grima, pelo oscuro repeinado hacia atrás, con toneladas de gomina, un bigote frondoso y unas cejas arrugadas y pobladas encima de una mirada que no presagiaba nada bueno.
Poco nos pensábamos que el aspecto de quien acabaría siendo el presidente del gobierno podría sufrir una serie de mutaciones a lo largo del tiempo que irían a peor. Primero, cuando hizo un Pablo Motos y cambió su escuálido cuerpo por un six-pack lleno de abdominales que provocaban un efecto de Noletocaríaniconunpalo. Un cuerpo hecho a prueba de gimnasio y de pádel que mostraba orgulloso en las playas de Oropesa. Un minimadelman de la Mancha al que sólo le faltaba afeitarse el bigotillo para aparecer con una pelusilla siniestra, a medio camino entre un adolescente al que le están saliendo los primeros pelos y alguien a quien le han dejado una marca de pegamento después de sacarse un postizo:
Pero cuando creíamos que el expresidente del gobierno no podría superar el esperpento, ha aparecido con un nuevo tinte de pelo. Un color rubio de personaje de serie americana tronada, o de cantante hortera de los años 80, no sabemos si para rejuvenecerse o para dar miedo. En una conexión con La hora de la 1, Aznar ha mostrado cuál es su look actual. La red se ha abonado en cero coma:
Este 2020 no para de sorprendernos. Estaremos atentos los próximos días a ver si Pablo Casado sigue la voz de su amo y también se hace reflejos en el pelo.