Hay tres personajes absolutamente nocivas para el fútbol profesional en el Estado español. Uno es Luis Rubiales, expresidente de la Federación. Otro es Javier Tebas, presidente de la Liga. Y el otro, del que no se habla tanto pero es exactamente lo mismo, es David Aganzo. El exfutbolista es el máximo dirigente del AFE, la Asociación de Futbolistas Españoles. No entraremos a repasar su trayectoria, polémicas e demás, la hemeroteca está allí para quién quiera hurgar sobre el personaje. Lo que sí que tenemos que resaltar, sin embargo, es que se trata de una entidad sesgada, envidiosa y muy merengona. Y los premios que entregaron anoche en Madrid, junto al Marca, son un ejemplo incontestable. El ridículo que hicieron escogiendo a los y las mejores de la temporada pasada es demencial, desacreditándose y arrasatrando la credibilidad de la asociación.

Antes de comenzar, un par de datos importantes. El Barça masculino ganó la Liga. También la Supercopa, y contra el Real Madrid. Bien. Con respecto al femenino, la superioridad es todavía más bestia: Liga, Champions, Supercopa... y faltó la Copa por un problema de alineación indebida. Después tenemos el tema del Mundial, conseguido por una España de color azulgrana. Y el Balón de Oro y el The Best por Aitana Bonmatí, galardones a la mejor futbolista del planeta. Del planeta, repetimos. Pues bien, ¿a qué no saben a qué jugadores y jugadoras han escogido como números 1? Efectivamente, a dos madridistas. A Vinícius el diplomático, y a Carolina Weir. Alucinante. Todavía reímos.

Se supone que las votaciones corresponden a los capitanes de los equipos, pero huele a chamuscado. A pucherazo. Que alguien ha metido mano o ha maquillado la decisión final. Solo así se puede entender estas decisiones tan lamentables, y que han cogido a los premiados a contrapié. Bueno, eso o que sencillamente les importa un rábano el trofeo del bazar chino que entregaban con la distinción. Ninguno de los futbolistas acudieron en persona, con un vídeo tuvieron bastó. La bofetada es antológica, pero se la merecen por lameculos. Que se lo den a Vini es un acto de propaganda política. Es bueno, pero también insoportable. Con respecto a la escocesa Weir, con todo el afecto, compararla con Aitana resulta una ofensa a la inteligencia. Sin más.

La red no da crédito al palmarés de la cita: es muy atrevido perpetrar un espectáculo como este. Pero ya saben, cuando piensas que alguien no puede caer más bajo, llega el momento "sujétame el cubata". Y así.

Aitana con el Balón de Oro / EFE