El nombre que las últimas horas ha aparecido en todas las portadas es del del general jefe del Estado Mayor de la Guardia Civil, el general José Manuel Santiago. A pesar de las matizaciones posteriores, dejar caer que "trabajamos para minimizar el clima contrarío al Gobierno" ha sido una nueva muestra del sinsentido que tiene la reiterativa presencia marcial en las comparecencias informativas por la crisis del coronavirus.
No por el hecho de llevar muchos días viendo las medallitas que cuelgan de este hombre, y de muchos otros, significa que nos tengamos que acostumbrar. Es lamentable ver cómo el rey de España tiene que vestir sus mejores galas militares para aparecer como el recluta Felipe y lanzar sus mensajes a la ciudadanía. Pero claro está, sus palmeros del ejército le dicen que él es el primer soldado de los españoles, y él se cree el papel.
No sólo Felipe. La presencia militar en las ruedas de prensa, al lado de ministros, científicos o doctores, chirría de mala manera. Este lunes, quien lo ha podido decir más alto, pero no más claro, ha sido Jordi Basté: "es incomprensible este aire marcial en las ruedas de prensa. No puedes sacar a los militares llenos de galones, vestidos de guapos, con un lenguaje bélico y una comunicación que no casa ni con el virus ni con el siglo XXI". Desde el editorial de El món a RAC1, Basté lamenta que "ahora son un problema para el gobierno de España, que ni lo puede sacar de la primera línea de las ruedas de prensa ni les puede hacer callar".
Recuperado ya, y afortunadamente, del coronavirus, de lo que no se ha recuperado es de seguir viendo pins en chaquetas militares para hablar de una crisis sanitaria: "La imagen de los militares en las ruedas informativas es un error. Un día se puede entender. Sistemáticamente es un drama". Y sentencia: "esto no es ninguna guerra, y si no lo es, los militares no pueden tomar ningún protagonismo comunicativo, de ninguna manera". Antonio Baños, tertuliano del programa, va en la misma línea con un tuit demoledor:
Que tomen nota los que mandan. Y si la trascendencia marcial no se lo impide y entienden la crítica de Basté y Baños, si quieren, que se cuelguen una medallita en el pecho. Pero que dejen de dar la lata con tanto aspirante a Rambo.