"Yo no viví la dictadura como ustedes, pero es parte de la historia del país. No podemos permitir que se niegue". Estas son algunas de las palabras de la presentadora chilena Tonka Tomicic que están dando la vuelta al mundo como ejemplo universal de cómo tratar el fascismo mediático en los medios de comunicación. Tomicic no podía esconder su incredulidad, asco y sentimiento de culpabilidad después de escuchar lo que decía el abogado ultraconservador Hermógenes Pérez de Arce durante su programa, 'Bienvenidos', rechazando las violaciones de los derechos humanos en su país y blanqueando la dictadura chilena que va tortura y asesinar a miles de disidentes. "No se puede compartir el espacio televisivo con una persona" como el jurista ultra, decía la periodista, convirtiéndose inmediatamente en un icono para millones de personas y maravillando a colegas de profesión como Bea Talegón (que algo sabe de televisión y censura): "Esto se llama dignidad. En Chile los echan de la tele. Aquí se les blanquea"
Tomicic, que está siendo duramente criticada en el país andino, se avergonzaba por dar visibilidad a estos discursos negacionistas, tan de moda entre los postulados más reaccionarios en todo el mundo, antes de invitar al abogado (que se refería a sí mismo cómo "poseedor de la verdad histórica") a marcharse del plató del canal Trece. La lección vuela por las redes, y muchos usuarios se acuerdan de las 'reinas de los matinales' televisivos españoles, que ponen alfombras rojas a los líderes de la extrema derecha sin ningún pudor. Algunos, incluso, comparan lo que hacen unas y otras. Y el resultado es para huir muy lejos.
Ojalá nos equivoquemos, pero no vemos a Quintana muy sensible a este tipo de ejercicios de honestidad y dignidad periodística y humana. Su misión es otra, como demuestra día tras día en Telecinco.