Beatriz Montañez se ha reinventado a los 43 años: ya no le place ser presentadora de El intermedio, el programa de más éxito de la época, ni tener novio, ni hijos ni siquiera sexo ("A menos que te gustean mucho los árboles", ríe). Vive en una casa aislada y sola.
Después de explicarlo en la radio ahora habla en su antigua cadena, La Sexta con imágenes. Así es la vida de una ex-estrella de la TV ermitaña, asceta:
Montañez en la montaña, sin agua corriente ni electricidad: "Antes notaba que había algo dentro de mí que no estaba funcionando. De repente tenía un trabajo que todo el mundo hubiera pensado que era maravilloso y una vida que desde fuera podía parecer idílica. Me preguntaba '¿Esto es todo?' Tenía que parar y ver qué quiero. Tengo una casa sencilla y prestada, más feliz que en una de 200 m2. Mi conexión con la naturaleza es 24 horas al día. No me siento sola, oigo pájaros, el fluir del río".
Montañez acaba: "Estuve un año y medio viviendo con velas, sin agua caliente. Hasta que vi que salía más rentable un equipo fotovoltaico que gastar ciento y pico euros al mes en velas. Cada día estoy hora y media cortando leña. He pasado fiebres muy altas, cogía hierbajos y caí enferma. Es un continuo momento duro, echo de menos el contacto con la piel de otra persona. He vuelto al vientre materno, ha sido como volver a gestarme".
La casa no es una cabaña sino una masía rural grande, rústica, acogedora, pero humilde. Lo más radical no es el lugar sino la soledad. La vida asceta también sirve para presentadoras de éxito. Mañana más pero no mejor, porque es imposible.