"Todo el día intentando huir de España, y después los presos catalanes tienen muchas ganas de ser diputados españoles". Esta es la trabajada reflexión que el periodista Antonio Naranjo, un habitual defensor de las tesis unionistas, ha "regalado" al programa Todo es mentira. Las imágenes de los presos políticos recogiendo (bajo vigilancia policial) sus credenciales como diputados y senadores han sido un plato de difícil digestión para los españolísimos, aquellos que se pasan por el forro la presunción de inocencia, los resultados de las elecciones y el sursum corda. Todo vale para demonizar a los catalanes, que incluso se aprovechan "de la grandeza de la democracia española para recoger sus actas en las Cortes". Sí es que somos desleales por naturaleza, los catalanes. Nos estamos riendo de España, nos estamos riendo de Naranjo y compañía, que son "rematadamente idiotas" (por bienintencionados) que permiten la ignominia del separatismo en las instituciones.

Unas palabras, las de Naranjo, que se han encontrado con la réplica de Beatriz Talegón, que ha pasado un fin de semana muy complicado después de ser testigo y protagonista del acoso ultra a Laura Borràs y Gonzalo Boye durante un acto de campaña de JXCat en Madrid.

Talegón no se ha mordido la lengua, indignada con lel discurso del unionista, y ha confirmado la percepción de Naranjo: "Te incluyo en el grupo de los rematadamente idiotas, Antonio,". Beatriz defendía que los presos que hoy han tomado posesión son personas "capaces e inocentes" que han sido escogidas democráticamente. "Estudia un poco de derecho", le recomendaba, harta de mentiras y de faltas de respeto.

Talegon Antonio Naranjo Todo es mentira

Cuatro

El enfrentamiento ha reavivado la enemistad entre los dos protagonistas, que viene de lejos. Naranjo se ha hencho el ofendidito y ha contraatacado citando a Freud ("una cosa es hacerse el idiota y otra serlo"), mientras que Talegón le volvía a recomendar pasar más a menudo por la biblioteca para refrescar su colección de frases célebres. Es normal, a la santa Inquisición del siglo XXI se le agotan los recursos, y sólo les queda el insulto, el menosprecio, el "chincha rabiña"... y el trabajo sucio de jueces, fiscales y la nueva hornada de la Brunete mediática.